lunes, 13 de enero de 2014

El Castillo de los Tres Dragones



Este curiosísimo edificio podríamos definirlo como uno de los primeros ejemplos del Modernismo barcelonés. Es por ello que quiero dedicarle una mención especial, ya que es una pieza clave para entender los cambios que experimentó Barcelona en el siglo XIX.

Está ubicado en el Parque de la Ciudadela, uno de los parques más encantadores de la ciudad. Fue el lugar encargado de recibir a los 22 países participantes de todo el mundo. Hasta el día de hoy es posible visitar algunas de las construcciones que se hicieron para este evento, entre las que se destaca el Castillo de los Tres Dragones.


El Castillo de los Tres Dragones


Antes de convertirse en parque, los terrenos fueron sede de la Exposición Universal de 1888, con lo que se pretendía dar a conocer la ciudad a nivel internacional, y mostrar al mundo el potencial de su incipiente industria. Para albergar a los turistas de la Exposición, Lluís Domènech i Montaner se encargó de construir el Hotel Internacional, y el Café - Restaurante de la Exposición, dos de sus primeros edificios. El hotel, desgraciadamente, se trató de una construcción efímera, y una vez terminada la exposición se derruyó. El Castillo de los Tres Dragones era el Café-Restaurante, una construcción que tuvo más detractores que admiradores debido a su apariencia de fortaleza.


Detalle de una de las torres de 
Castillo de los Tres Dragones



Todo el edifico está realizado en ladrillo visto de tradición mudéjar, técnica muy poco habitual en la época, cuya decoración se reduce a un friso decorado con escudos cerámicos en blanco y azul, donde pueden verse diferentes figuras femeninas y masculinas. Entre ellas destaca la del marinero bebiendo ginebra, la de la payesa exprimiendo un limón y una señorita bebiendo champán. De la austera fachada sobresalen cuatro altas torres en forma de almena, decoradas con cerámica vidriada amarilla, entre las que destaca la Torre del Homenaje y su pináculo en hierro forjado de influencia gótica.



Escudos cerámicos en blanco y azul


No es sorprendente que el conjunto de almenas, el friso de escudos, los arcos de influencia catalana y árabe, y sobre todo, su aspecto sobrio se interpretara como un edificio más típico del Medievo que de la Barcelona modernista que todos tenían en mente. El edifico fue finalizado con cierto retraso con relación a la exposición y por ese motivo Domènech i Montaner dimitió como arquitecto responsable.

Después de la exposición tuvo diversos usos: el primero como taller de artes industriales, impulsado por el propio Domènech i Montaner. En el año 1920, lo recuperó el Ayuntamiento de la ciudad y sigue teniendo diferentes fines como, museo de historia, de arqueología, de biología y ciencias naturales. Durante la Guerra Civil española sufre daños a consecuencia de los bombardeos sufridos por la ciudad. De 1942 a 1945 fue comedor de Auxilios Sociales y posteriormente Museo de Zoología.



Detalle del Castillo



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