miércoles, 1 de mayo de 2024

The Guitar Playe obra de pintor Edouard Manet (1832-1883)

La obra "The Guitar Player", también conocida como "La Guitarrista y el Loro", es obra del pintor Édouard Manet (1832-1883), realizada en el año 1866 y con unas dimensiones de 63,5 x 80 cm. Actualmente se encuentra en el museo Hill-Stead en Farmington_ Estados Unidos.



El guitarrista ejemplifica el controvertido enfoque "moderno" de Manet con su figura contemporánea pintada sobre un gran lienzo, un plano de imagen plano y bidimensional, un fuerte contraste de luz y oscuridad sobre un fondo neutro, y la ausencia de sentimientos idealizados que prevalecían en la jerarquía aceptada de pinturas históricas, religiosas y alegóricas en ese momento.




En este cuadro, como en varios otros, Manet otorgó a un sujeto cotidiano la dignidad y el tamaño de un retrato oficial, un concepto muy controvertido en su época. Un año después de pintar esta obra, y sabiendo que no sería invitado a exponer en la Exposición Universal oficial, Manet montó su propia exposición individual de 50 obras, que incluía esta pintura junto con otras obras anteriores, a menudo ridiculizadas, como "Olimpia" y "Le Déjeuner sur l'herbe" (ambas en el Museo de Orsay, París, Francia) y "Mademoiselle V con traje de espada" (The Metropolitan Museum of Art, Nueva York, EE. UU.). Utilizó a la misma modelo, Victorine Meurent, en todas estas controvertidas composiciones, incluida "The Guitar Player".



Victorine Louise Meurent (1844-1927) fue una modelo y pintora francesa, conocida sobre todo por aparecer en varios cuadros de Édouard Manet. Posó también para Alfred Stevens y Edgar Degas, ambos amigos de Manet.



  
Meurent se ganaría la vida como modelo en el taller entre 1860 y 1863, a la vez que lo hacía como cantante y músico en varios cafés-concierto de ambiente intelectual de Paris. Aún siendo que Manet frecuentaba el taller de Thomas Couture, no fue allí donde conoció a Victorine, sino en el taller del artista belga Alfred Stevens, y fue precisamente allí donde pintaría la primera obra en la que apareció Meurent, “La cantante callejera” (1862).




Un año más tarde, Victorine posaría de nuevo para Manet, pero esta vez desnuda y a modo de cortesana, una obra que inmortalizaría al artista y por supuesto también a ella, me refiero a “Olympia” (1863). Ese mismo año volvería a recurrir a ella para posar de nuevo desnuda en “Almuerzo sobre la hierba”.



No obstante, Manet no se limito a representarla únicamente despojada de ropas, sino que existen otras muchas obras en las que también fue su modelo, entre algunas de ellas” Mujer con loro” (1866) o la última obra en que Manet la plasmó, “El ferrocarril” (1873), una escena contemporánea al aire libre ambientada en la famosa Gare Saint-Lazare de Paris, en la que de nuevo Victorine Meurent mira directamente al espectador.





Después de “El ferrocarril”, Victorine Meurent dio un giro a su vida y decidió no posar más para ningún artista, resuelta a dar rienda a su gran pasión, la pintura, su caso, muy parecido al de Suzanne Valadon, se vuelca completamente en sus estudios para ser una artista por derecho propio. Paralelamente, a principios de 1870 viajó a Estados Unidos por un tiempo, se sabe poco acerca de sus actividades allí, pero los historiadores están convencidos de que se desplazó a Estados Unidos para perfeccionar sus habilidades artísticas.



A partir de ese momento, la carrera de Victorine Meurent como artista había despegado y llegó a exponer hasta seis veces en el Salón de Paris, la última ocasión fue en 1904. Su trabajo fue reconocido y llegó a unirse a la Sociedad de Artistas Franceses.

Lamentablemente poco se sabe de sus obras y tan sólo ha llegado hasta nosotros una obra suya “Le jour des Rameaux”, que se encuentra actualmente en el Museo de Colombes (France).



Ningún pintor del grupo impresionista ha sido tan discutido como Manet. Para algunos fue el pintor más puro que haya habido jamás, completamente indiferente ante los objetos que pintaba salvo como excusas neutras para situar un contraste de líneas y sombras. Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas.




Algunos todavía creen que fue un pintor de técnica deficiente, completamente incapaz de conseguir una coherencia espacial o compositiva. Otros piensan que fueron precisamente estos "defectos" los que constituyeron su deliberada contribución a las drásticas y enormemente fructíferas transformaciones que introdujo en la estructura pictórica.




Bibliografía : https://manifiestodearte.com

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