En 1906, la familia fundadora de la Banca Marsans hizo construir una casa de veraneo cercana a Vallacarca, Barcelona _ España. El arquitecto Juli Marial fue el elegido para llevar a cabo la obra que se convirtió en la residencia de Josepa Marsans i Peix.
El edificio resulta muy llamativo por su acertada combinación de estilos modernista y arquitectura morisca.
La Casa Marsans, rodeada de jardines y pinos, es una vivienda unifamiliar de planta cuadrada organizada alrededor de un patio centralizado, que en el interior se traduce en un espacio a modo de claustro desarrollado en la primera planta con arcadas de diseño neoárabe. Su interior es pura fantasía arabesca. Su ornamentación, serigrafía, colorido y arquitectura confiere al espacio un espectacular juego de luz y color.
Tras una puerta de hierro forjado. En el inmueble principal, al que se accede por un camino recubierto de vegetación, destacan las tejas exteriores, que reflejan la luz solar.
Pero lo que quizás llama más la atención es su interior, que combina el estilo modernista con detalles neomoriscos, en un ambiente que bien podría transportarnos a la Alhambra de Granada.
Aquí, la planta cuadrada del edificio se organiza alrededor de un pequeño patio interior, formado con arcos de diseño neoárabe, columnas y suelo de mármol blanco, que lucen al entrar la luz a través de los colores vivos de la cristalera del techo. Las paredes, con los típicos tonos azules, rojos y dorados de los grabados moriscos.
Sin embargo, si su decoración llama la atención, quizás lo hace más su historia. La Casa Josepa Marsans i Peix fue expropiada durante la guerra civil española, pasó a convertirse en hospital y, poco después, en cuartel militar. Pero pronto se utilizó como residencia de huérfanos de la segunda guerra mundial. Así, «acogió a decenas de niños de Alemania y Polonia», explica David Barrera, director del Alberg Mare de Déu de Montserrat. De hecho, frente a las escaleras de la entrada, en el jardín, hay una placa conmemorativa de este hecho.
Los niños llegaron a la Residència Vallcarca de Barcelona - actual Alberg Mare de Déu de Montserrat - entre 1946 y 1956, en diferentes turnos. Y es por este tipo de detalles que «la historia de los albergues es un valor turístico y cultural en sí mismo, tal y como demuestra el gran interés que despierta el Alberg Mare de Déu de Montserrat entre los visitantes».
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