viernes, 24 de marzo de 2023

Jo Davidson (1883 –1952)

Un Joven Charlie Chaplin posando para su amigo el escultor norteamericano Jo Davidson (1883 –1952). Nacido en la ciudad de Nueva York, Davidson trabajó en el taller de Hermon Atkins MacNeil antes de mudarse a París para estudiar escultura en la Ecole des Beaux-Arts en 1907. Después de regresar a los Estados Unidos, se hizo amigo de Gertrude Vanderbilt Whitney, quien compró algunos de la obra de Davidson.



El escultor estadounidense Jo Davidson. Aunque se especializó en bustos de retratos realistas e intensos, no requería que sus modelos posaran formalmente para él; más bien, los observaba mientras trabajaba y seguía manteniendo conversación con ellos. Así conseguía una figura más natural y espontánea. Trabajó principalmente con arcilla, mientras que las obras de su última etapa fueron realizadas en terracota, mármol y bronce.









Nacido en la ciudad de Nueva York, Davidson trabajó en el taller de Hermon Atkins MacNeil antes de mudarse a París para estudiar escultura en la Ecole des Beaux-Arts en 1907. Después de regresar a los Estados Unidos, se hizo amigo de Gertrude Vanderbilt Whitney, quien compró algunos de la obra de Davidson.




En 1911, Davidson consiguió sus primeras exposiciones individuales en una galería, y en 1934 ganó el Premio Maynard de la Academia Nacional de Diseño. Asimismo, en 1947, la Academia Estadounidense de Artes y Letras organizó una retrospectiva con casi 200 de sus obras. Fue uno de los 250 escultores que exhibieron en la Tercera Escultura Internacional, celebrada en el Museo de Arte de Filadelfia en el verano de 1949.




Entre los encargos de Davidson se encuentra un diseño para una insignia de las Industrias de Guerra de los Estados Unidos, una colección de piezas para el Gobierno de Francia que conmemoran la primera victoria de las Troupes de Marine y bustos de bronce de los líderes de los Aliados. Sus retratos de líderes mundiales y personalidades célebres le ganaron reconocimiento internacional.

jueves, 23 de marzo de 2023

Binibeca _ Menorca

Binibeca es un pequeño pueblo de pescadores situado unos 8 kilómetros al sur de Mahón, en el término municipal de San Luis en Menorca _ España. Sus laberínticas calles y sus casas encaladas lo convierten en uno de los pueblos más bonitos de Islas Baleares.




El poblado de pescadores de Binibeca fue construido en 1972 y, al ser uno de los lugares más turísticos de la isla, se encuentra completamente restaurado. Sus calles estrechas y sus casas encaladas (que parecen sacadas de una postal) forman un laberinto en el que desearéis perderos durante un buen rato.



Quienes lo visitan concuerdan en que es un lugar con mucho encanto. En él disfrutarás de un recorrido por sus calles laberínticas y llenas de cuestas. También de sus pequeñas casas, pintadas en color blanco y con balcones de madera. Y todas, con una estructura similar.




Un pueblo muy pequeño en el que apenas viven 200 familias, y cuya arquitectura blanca y encalada recuerda a la propia de las Islas Griegas. Si decides visitarlo, acércate a la iglesia de Binibeca, su plaza Mayor y el paseo marítimo: tres de los puntos más interesantes de la zona y de los primeros que se construyeron




¿Cómo nació esta población?. La idea inicial era crear un poblado idílico que atrajera a intelectuales, bohemios y escritores y pintores que encontrarían en Binibeca el lugar perfecto para la inspiración. De hecho, se consiguió y uno de los pintores más conocidos de la zona: Frances Poch Romeu se enamoró de Binibeca y la plasmó sobre el lienzo en numerosas ocasiones. Así es como un grupo de promotores de la zona decidió construir esta pequeña zona costera, levantando unas 165 casas, locales y tiendas.


La primera vivienda en construirse fue casa Candi y las últimas vieron la luz en la década de los 70. A lo largo de todo el pueblo se pueden leer carteles invitando a la calma y a disfrutar de la localidad sin prisas y en silencio, respetando así a sus vecinos.




Así es como se fue configurando Binibeca poco a poco. En realidad, no hubo demasiados planos ni muchos detalles, sino que se fue creando a medida que se iba adaptando al terreno de la zona.

En invierno, la localidad queda casi deshabitada y es cuando se aprovecha para pintar de nuevo las casas, se llevan a cabo tareas de mantenimiento de los jardines y calles empedradas. Después, llega la primavera y el verano, y aloja a cientos de curiosos y turistas que quieren disfrutar de un día en este peculiar lugar.













Bib ; https://www.barcelo.com
        https://www.disfrutamenorca.com/

martes, 21 de marzo de 2023

Nicolas de Largillierre


Retrato de una mujer, posiblemente madame Claude Lambert Thorigny (Marguerite Marie Bontemps, 1668-1701), obra de pintor francés Nicolas de Largillierre (1656–1746). Fue realizada  en el año 1696 y con unas dimensiones de 139,.7 x 106..7 cm. Actualmente se encuentra en el Museo Metropolitan  de Nueva York _ Estados Unidos.




Nicolas de Largillière (1656 – 1746), nacido en París, con tres años se trasladó a Amberes con su padre, donde desarrolló su formación y posteriormente, a los 18 años, vivió una temporada en Londres contratado por el retratista inglés Peter Lely, donde afianzó su técnica como pintor.

Estando en esa ciudad, su pintura llamó la atención del rey de Inglaterra, Carlos II, quien lo reclama para que estuviera a su servicio, pero las tensiones religiosas de la corona hacia los católicos impulsan a que Largilliere retornara a París.




Con su formación flamenca y posterior práctica en Inglaterra, pronto en Francia le es reconocida su reputación como retratista: el uso de colores brillantes, su capacidad para retratar los efectos de la luz sobre los materiales, caracterizaron el buen hacer de este pintor. Realizó obras por encargo de históricos, religiosos, paisajes, bodegones y en el año 1686, Largilliere produjo un retrato del pintor Charles Le Brun para la admisión a la Academia Francesa. Le Brun, impresionado por el retrato de Largilliere, le aceptó a la academia.




La maestría de Nicolas de Largilliere fue aplicada sobre todo a los retratos, los cuales estaban cargados de una vitalidad y sensibilidad que hacían de él uno de los pintores más grandes del reinado de Luis XIV y la Regencia. Sin duda, uno de las personalidades que contribuyó a difundir una estética, una moda.






Nicolas de Largilliere, a la par que reproducía los detalles de encajes, sedas labradas, joyas y otros, en sus retratos se detuvo en poner de manifiesto esa estética.

Olvidado a la sombra de su amigo y rival Hyacinthe Rigaud, Largillierre merece ser recordado como uno de los grandes pintores del arte francés.




Largillierre destaca en su pintura, por rebasar definitivamente la austeridad jansenista de un Philippe de Champaigne, por dotar a sus figuras de una magnífica elegancia y distinción, y sobre todo por su paleta, determinada por un cromatismo diversificado inspirado en Anton van Dyck, Pedro Pablo Rubens, Tiziano y otros coloristas que tan bien supo entender.







Bibliografía : https://vestuarioescenico.wordpress.com
                     https://www.museodelprado.es

viernes, 17 de marzo de 2023

Marcel Duchamp: un jaque al arte a través de la provocación



Marcel Duchamp: un jaque al arte a través de la provocación, jugando al ajedrez en el año 1952 en Nueva York, fotografía de Kay Bell Reynal.

El artista y ajedrecista francés Duchamp (1887 - 1968), no perteneció a ninguna corriente artística precisa, dado que tiene un estilo único. Rompiendo los códigos artísticos y estéticos por aquel entonces vigentes, es considerado como el precursor de algunos aspectos más radicales de la evolución del arte desde 1945.



Este año se cumplen 136 años del nacimiento de Marcel Duchamp, considerado el artista más influyente del siglo XX por su manera de revelarse contra lo convencionalmente establecido.

Marcel Duchamp es también uno de los ajedrecistas franceses más reconocidos. Compitió en el Campeonato Francés de 1925 y representó a su país en la Olimpiada de 1933.


Esta pasión también la plasmó en sus obras artísticas. Algunos de sus trabajos y aportaciones inspirados en este juego fueron su ready-made Trébucher (“El Tropiezo”), que consiste en una posición final de peones, o incluso su set de piezas Buenos Aires, que toma nombre de una de las ciudades en las que se refugió durante la Primera Guerra Mundial y en las que también se retiró temporalmente del arte para dedicarse a este deporte.




Con su arte, Duchamp también puso de manifiesto que el ajedrez no solo es un juego: también un mundo infinito de posibilidades para la imaginación, la creatividad y la belleza. Parte del legado artístico de Marcel Duchamp puede verse en España, concretamente en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) y en el MACBA en Barcelona.




Duchamp representó este concepto con un tablón de madera con ganchos metálicos que atornilló al suelo. Este ready made forma parte de su obra vanguardista, muy polémica en esa época.

Consideraba que son los espectadores y no los pintores quienes hacen los cuadros. Por ello, pese a apropiarse de una obra ya creada, mundialmente reconocida e “intocable” para muchos, algunos expertos en Arte consideran que, con esta provocación, el artista francés creó algo nuevo al provocar en el espectador un punto de vista diferente mientras contempla esta versión alterada.










Bibliografía : https://chess24.com
                     https://unapausaagradable.es




jueves, 16 de marzo de 2023

Setenil de las bodegas: donde la roca se confunde con el cielo

Setenil de las Bodegas es un municipio ubicado a 96 Km de Málaga, 116 Km de Sevilla y a 135 Km de Cádiz pertenece a la provincia de Cádiz _, Andalucía. Su entramado urbano está declarado Conjunto Histórico, donde la roca se confunde con el cielo.




Desde la Prehistoria hasta nuestros días, las laderas del tajo del río Guadalporcún han dado lugar a un tipo de vivienda muy singular. la localidad pertenece a la Ruta de los Pueblos Blancos. Un pueblo blanco y bonito. Parece que podríamos estar hablando de casi cualquier rincón de Andalucía.



La singularidad paisajística de este pueblo blanco, que, entre hondonadas y cornisas rocosas, cobija un laberinto de piedra y cal, fue perfecta y profusamente descrita por Pepe Caballero Bonald (pemio Cervantes 2013) “Setenil, un asombroso reducto urbano, una alianza inverosímil entre la arquitectura y la geología”.



No en vano, es su ubicación lo que hace de Setenil un pueblo tan especial, pues se encuentra enclavado a lo largo de un cañón que ha sido excavado secularmente por las aguas del río Guadalporcún. Todo lo hizo el río. Fue él quien dio forma al lugar, divide al pueblo y lo empapa con agua y arrullo. Y sus habitantes decidieron aprovechar aquellos abrigos de roca que la erosión dejó, para hacer de ellos el lugar donde instalar sus casas.



En las cuevas de la localidad se han encontrado objetos que demuestra que estuvieron pobladas hace 5000 años​ Según la crónica de Bernáldez sobre la Reconquista, la toma de la villa de Setenil fue fundamental para la corona castellana en su avance hacia Granada, aunque el sitio de 1407 no proporcionó el fruto deseado. Desde aquel momento, Setenil fue considerado casi inexpugnable, constituyendo una puerta fundamental para la reconquista del reino nazarí. Desde los tiempos de Juan II de Castilla hasta el reinado de los Reyes Católicos, se produjeron siete sitios (de ahí el nombre de la ciudad, Septem nihil), siendo el último, (el de 21 de septiembre de 1484), el que condujo a la victoria definitiva.




Durante la Edad Moderna, Setenil avanzó y continuó disfrutando de una privilegiada situación entre los pueblos de la serranía, sólo alterada ocasionalmente por la presencia de tropas que en diversas circunstancias se aprovisionaron de la villa, con el consiguiente perjuicio económico para sus habitantes. Los setenileños poseían una importante iglesia, un hospital y un seminario que se mantuvo hasta mediados del siglo xvii. Fue en este siglo cuando, tras numerosos pleitos, consiguieron independizarse de la ciudad de Ronda, por una real pragmática firmada en 1630.



En un enclave así, los miradores surgen, prácticamente, de forma natural. Son muchos los puntos desde los que obtener admirables vistas. Desde el Mirador de la Villa, en la plaza de la Iglesia Mayor; el del Lizón, a los pies de la Torre del Homenaje; o el del Carmen, sobre un peñón entre las calles de las Cuevas del Sol y Jabonería.


En algunas de sus calles, el cielo es de pura roca y, al mirar hacia arriba, nunca te cegará la luz del sol ni casi podrás ver ninguna otra estrella, como ocurre con la conocida como Cuevas de la Sombra. Pocos techos hay tan fortuitos e indómitos.






Bibliografía : https://www.traveler.es

martes, 14 de marzo de 2023

"La noche" Ferdinand Hodler

"La noche" Ferdinand Hodler (1853-1918) del año 1890 y con unas dimensiones de 300 x116 cm. Actualmente se encuentra en el Kunstmuseum en Berna _Suíza.


Hodler nació en Berna pero se trasladó a Ginebra a los 18 años de edad para comenzar su carrera como pintor. Sus primeras obras fueron paisajes, composiciones figurativas y retratos, tratados con un vigoroso realismo.


En la última década del siglo XIX su obra evolucionó para combinar influencias de diversos géneros, entre ellos el simbolismo y el art nouveau. Desarrolló un estilo que él llamaba «Paralelismo», caracterizado por agrupaciones de figuras simétricamente colocadas en poses que sugerían un ritual o una danza.


En “La Noche”, el pintor suizo se pinta a sí mismo arrancado de su sueño por el fantasma de la muerte. La figura oculta sobre el manto negro asusta realmente al pintor, que se despierta aterrado.


A su alrededor, hombres y mujeres siguen durmiendo, sólos o abrazados, y Hodler aprovecha para pintar a los dos grandes amores con los que comparte cama en esa época: Augustine Dupin, la madre de su hijo, y su esposa Bertha Stucki. Ni que decir hay que este cuadro supuso un palo más en la rueda de su ajetreado matrimonio.




Cuando la obra de Hodler "La Noche" se mostró por primera vez en el Musée Rath de Ginebra en 1891, se consideró que sus figuras desnudas “ofenden la buena moral” y provocaron tal escándalo que la pintura tuvo que ser retirada incluso antes de la inauguración de la muestra.

Siete años después, el mismo trabajo contribuyó a lanzar la carrera internacional de Hodler cuando se exhibió en la Gran Exposición de Arte de Berlín. Aunque Hodler nunca vivió en Berlín, la visitó varias veces y la ciudad alemana jugó un papel clave en su éxito.


El monumentalismo propio de Holder se ve aquí a la perfección. También la huella simbolista, movimiento por el que sintió apego y que abanderó en la neutral Suiza. Los desnudos clásicos y muy bien colocados contrastan con un paisaje apenas abocetado, profundamente onírico. Apenas unas rocas y un par de flores nos hacen dudar de si estamos dormidos o despiertos.

En 1911, Hodler era un elemento fijo en la escena artística de Berlín. Como escribió un crítico en 1911: “La incansable Secesión presentó las pinturas de Hodler en cada oportunidad: es conocido en todos lados como el mejor pintor monumental del presente ... porque Hodler pertenece a Alemania como Gottfried Keller”.

Pero también polarizó las opiniones. Aunque fue admirado por artistas consagrados como Lovis Corinth y Max Liebermann, el público en general se tomó tiempo para simpatizar con él. Las enigmáticas representaciones simbolistas de los personajes de Hodler eran quizás demasiado místicas para los racionales prusianos.










Bibliografía.:  https://historia-arte.com
                      https://www.swissinfo.ch