"Madame Bergeret" obra de François Boucher del año 1766 y con unas dimensiones de 105,4 x 143, 5 cm. Actualmente se encuentra en National Callery of Art de Washington, DC _ Estados Unidos.
François Boucher fue el maestro del estilo galante, propio del rococó francés. Sus temas mitológicos, sus cuadros pastoriles y sus desnudos muestran esa época de esplendor y decadencia en Francia, que se traduce en un arte libertino y hedonista, cuyo único objetivo es sacar partido de los sentidos.
Aprendiz de artistas desde muy joven, con 20 años ganó el prestigioso Premio de Roma, un viaje de estudios en Italia, en el que evidentemente absorbería ese nuevo arte que se estaba haciendo, un arte mucho más barroco que el barroco.
Su obra está inspirada en artistas como Watteau y Rubens. Del primero tomó algunos temas, pero los representó con una energía vital y un color más vivo que recuerda más a Rubens.
De todas formas, empleaba una pincelada bastante pulida y buscaba un acabado muy detallista, sin la audacia de Rubens y más bien destinado a agradar a su clientela cortesana. Muchos de sus cuadros eran de pequeño formato, para estancias privadas y no para grandes salones oficiales, por lo que estaban pensados para ser vistos de cerca y su superficie recuerda a la porcelana.
A pesar de haber utilizado sus obras para varias de las publicaciones sobre la moda de mediados del siglo XVIII, aún no le he dedicado unos apuntes en solitario a esta personalidad de la moda: François Boucher.
Su aporte visual a la manera de vestir de aquellos años lo merece, no solo al retratar a esa gran promotora del estilo francés y favorita del rey Luis XV, Madame de Pompadour, sino por otros muchos legados como referencias iconográficas relacionadas con la indumentaria, sobre todo, del mundo íntimo de la mujer.
François Boucher (1703 –1770) nació en París, hijo del también pintor Nicolas Boucher, quien le brindó la primera educación artística. Posteriormente continuó su aprendizaje con varios maestros, entre otros con el pintor François Lemoyne. Siendo aprendiz de éste, con solo 17 años comenzó a trabajar el grabador Jean-François Cars, de quien aprendió la técnica del aguafuerte.
La obra de Boucher se caracterizaba por una pincelada que buscaba un acabado muy detallista. Obra destinada a agradar a la clientela cortesana. A pesar de que destacamos esta faceta del artista, Boucher también realizó retratos de la naturaleza, en los que insertaba a campesinos y personajes humildes, pero siempre con menos sentido épico e inocencia y más carga voluptuosa.
La mirada intimista del pintor se observa también en aquellas obras en que el entorno familiar contrasta con la pasión de sus escenas mitológicas.