El techo de La Ópera Garnier, obra de Marc Chagalle, fue abierto al público el 23 de septiembre de 1964 y sobre una superficie de 220 m². Se encuentra en París _ Francia.
Chagall invirtió un año en la realización de esta grandiosa obra, que puede considerarse como una auténtica sublimación de la personalidad del artista. El techo de la Ópera Garnier se caracteriza por sus luminosos colores y toda una profusión de detalles.
Al observarlo más de cerca, hay personajes alados e instrumentos musicales, así como edificios y monumentos emblemáticos de París, como el Arco del Triunfo. En un análisis más detallado, descubrirá también al propio Chagall o incluso a André Malraux, quien fue el responsable del encargo de este fresco de dimensiones monumentales al artista.
En su conjunto, el techo de la Ópera Garnier rinde homenaje a 14 grandes compositores de ópera y música lírica, así como sus obras. Con esta obra, Marc Chagall, asistido por Roland Bierge, Paul Versteeg y Jules Paschal, supo hacer historia en el ámbito de las artes y de París, toda una hazaña, si consideramos su avanzada edad, pues cuando Chagall emprendió la obra del techo de la Ópera Garnier tenía 77 años. Y lo hizo de forma totalmente desinteresada: entusiasmado con la magnitud de la empresa y alentado por la impronta que esta dejaría en el mundo, Chagall no cobró ni un solo céntimo por su obra.
La obra que ocupaba este espacio antes de 1964 respondía a cánones más clásicos. La antigua composición, titulada Les muses et les heures du jour et de la nuit, fue llevada a cabo en 1872 obra de Jules-Eugène Lenepveu, pintor de corte más bien convencional.
Aquí debemos mencionar que la obra original de Eugène Lenepveu no ha sido destruida: el techo pintado por Chagall se superpone a la obra original, mediante el uso de unos paneles de poliéster que pueden desmontarse fácilmente.
He aquí un buen ejemplo de conservación del patrimonio histórico en un edificio que ha sabido reinventarse y cambiar de aires sin renunciar, por ello, a su pasado.
Chagall comenzó a aproximarse a esta obra con bocetos en pastel del tamaño de un plato. Los dibujos definitivos se trasladaron a lienzo en la manufactura de tapices de París. Los soportes del cuadro, extendido sobre el suelo, se llevaron a un entramado de plástico que se colocó unos centímetros por debajo del fresco de Lenepveu.
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El día de la inauguración, la gran araña de cristal permaneció al principio apagada. Al sonar la “Marcha de los troyanos” de Héctor Berliotz, salió a escena todo el conjunto de ballet. A continuación, la orquestra de la Ópera tocó en honor a Chagall el final de la “Sinfonía Júpiter” de Mozart.
Con los últimos compases se encendió la araña en todo su esplendor, despertando a la vida el cuadro de vivos colores. El público irrumpió en aplausos. El broche de oro de la gala lo puso el ballet Dafnis y Cloe”, de Michel Fokine y vestuario y decorados diseñados por el propio Chagall.
Bibliografía : https://www.pariscityvision.com
https://hebearte.wordpress.com