"Las doncellas de las flores" obra de Mariano Fortuny y Madrazo del año 1896 y con unas dimensiones de 123,5 x 127 cm. Actualmente se encuentra en Museo di Palazzo Fortuny en Venecia _ Italia.
Mariano Fortuny y Madrazo (1871–1949), pintor, grabador, fotógrafo, diseñador textil, diseñador de moda y escenógrafo. Fue comisario vitalicio de la Bienal de Venecia y académico de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Hijo del también pintor Mariano Fortuny Marsal, durante su niñez vivió en Roma y Venecia.
No cabe la menor duda de que la mas que singular capacidad artística de Mariano Fortuny Madrazo se la debe a la genética, pues, su padre, como ya hemos indicado, fue Mariano Fortuny i Marsal, que falleció, prontamente, cuando nuestro protagonista tenía tan solo tres años; mas para Mariano Fortuny y Madrazo, su madre Cecilia de Madrazo también tenía en sus venas el arte, en letras mayúsculas, pues era miembro de una de las mas conocidas estirpes familiares de la escena artística española.
La primera vez que sus cuadros fueron expuestos al público lo fue en Londres en 1894 y tres años mas tarde conoce en París a Henriette Negrín, con la que contraería matrimonio. Su obra sigue alcanzando gran éxito de público en las sucesivas exposiciones que tienen lugar en Paris (1899), Milán (1900) y Barcelona (1922).
Mariano Fortuny y Madrazo fue un hombre polifacético, cuyas obras están marcadas por un mas que delicado modernismo y un talante ecléctico. Su gusto por el diseño le llevó a colaborar en los vestuarios y en las escenografías del teatro Scala de Milán.
La obra artística de Mariano Fortnuy y Madrazo estuvo, durante un cierto tiempo, aparcada por la historia, mas fue gracias a la exposición que sobre su personalidad y obra tuvo lugar en Lyon, en 1980, su primera antológica, que viajó al Reino Unido, Nueva York y Chicago, cómo la categoría de su producción volvió a ocupar un primer plano.
Fortuny reflejó en sus obras el estilo del modernismo y su espíritu ecléctico. El palacio veneciano donde se asentó Mariano Fortuny y Madrazo a finales del siglo XIX venía a ser una suntuosa mezcla de atelier de pintor, taller de alquimista, biblioteca y almacén de objetos de arte y telas variadas. Un periodista de la época motejó sumariamente el recinto como la "casa del mago".
Las guerras mundiales supusieron serios varapalos económicos para el negocio de Fortuny, que llegó a ser boyante, y su incipiente red comercial. En los peores momentos se vio forzado a comercializar sus queridas pinturas de tempera, celosamente cocinadas durante años, aunque su popularidad en EEUU y la colaboración de Elsie McNeill al otro lado del Atlántico hicieron mucho por mantenerlo a flote.
Autorretrato en el Museo del Prado |
A lo largo de la historia han sido incontables las personalidades que no solo han destacado en una única disciplina artística, sino que han sido auténticos genios para los que el arte, en general, era toda una profesión, y que se manifestaba en distintos ámbitos.
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