Palacio Moja es una casa señorial de Barcelona _ España. De estilo neoclásico, fue construida entre añoa 1774 a 1791. El arquitecto encargado del proyecto fue Josep Mas d'Orda, autor de la Basílica de la Merced, de San Vicente de Sarrià y del palacio episcopal.
El palacio fue edificado donde había habido una de las antiguas puertas de acceso de la segunda muralla, la llamada Porta Ferrissa (Puerta Ferrissa, nombre que recibía por disponer de una medida longitudinal en hierro), sobre su torre septentrional. O mejor dicho, su construcción motivó el derribo de la parte de muralla correspondiente.
Estilísticamente el palacio se sitúa en un momento de transición entre el barroco y las nuevas formas clásicas que provienen de Francia. Barroco es sobre todo su interior, de un expresivo decorativismo, pero no la imagen exterior del edificio, un sobrio volumen exento de decorativismo arquitectónico. La contundencia del volumen, de planta baja y tres plantas piso, viene potenciada por la composición similar de las fachadas en las calles, sin enfatizar una respecto de otra.
La composición de las fachadas está resuelta por un muro liso donde se extienden repartidas uniformemente las aberturas, coronado por sendos frontones en ambas fachadas, con poco énfasis en la simetría.
Para toda decoración el enmarcado de los paños ciegos, en su día con esgrafiados hoy poco perceptibles, y los dinteles de las ventanas con medallones escultóricos. Los esgrafiados fueron ejecutados por José Flaugier, pintor francés establecido en Barcelona, donde murió en 1813.
El Salón del Palacio Moja es uno de los ejemplos más exuberantes, pero no un fenómeno aislado. Impresionante por sus dimensiones y por su profusa decoración pictórica realizada en 1791 por Francesc Pla, llamado el Vigatà (1743-1805), uno de los pintores catalanes más dotados de la segunda mitad del XVIII.
Alejado del academicismo dominante en el estilo —no en la temática— su trazo original, espontáneo y libre le dio a Pla una fama y prestigio que le permitió acceder a la decoración mural de las principales casas particulares barcelonesas.
Hay que tener cuidado al examinar la decoración, ya que el palacio fue profundamente reformado hacia el 1875 a raíz la adquisición del edificio por Antoni López, primer marqués de Comillas, intervención que mantuvo el estilo clasicista (el marqués de Comillas, de origen cántabro y humilde y fundador de la Compañía Transatlántica y del Banco Hispano Colonial, emparentó con la familia Güell, lo que le hizo llevar a Comillas los mejores arquitectos y escultores catalanes —los hermanos Vallmitjana, Martorell, Doménech i Montaner, Gaudí, Llimona— que dejaron fuerte impronta modernista en la localidad, lo que le he de hablar con detalle en un lugar u otro).
Afortunadamente las obras de modernización conservaron las pinturas de Francesc Pla en la Sala Gran, al menos hasta el año 1971 cuando un incendio dañó el edificio y las pinturas. El edificio, abandonado, inició un proceso de degradación hasta que en 1982 fue adquirido por la Generalitat de Cataluña. Una vez restaurado por el arquitecto Francesc Mitjans pasó a ser sede de la Dirección General del Patrimonio Cultural del Departamento de Cultura. No obstante no es visitable, salvo en ocasiones excepcionales como la que me permitió realizar el reportaje gráfico que ilustra el post.
La iconografía del conjunto rehuye las temáticas mitológicas o religiosas propias del momento para ensalzar la historia y la leyenda de la familia propietaria del inmueble, la marquesa de Cartellá. Completan el conjunto la Capilla de la Virgen de la Mercè, junto al Gran Salón, donde destaca el retablo atribuido a Lluís Bonifàs, del siglo XVIII.
Bibliografía : https://laspiedrasdebarcelona.blogspot.com