lunes, 26 de marzo de 2018

La Fenice en Venecia

La Fenice es un teatro de la ciudad de Venecia_ Italia, considerado uno de los teatros de ópera más famosos por haberse estrenado en él muchas de las óperas italianas más conocidas. Inaugurado en el año 1792, tras dos incendios en 1836 y 1996, continúa en activo desde 2003.


Las obras se iniciaron en junio de 1790, y terminaron en mayo de 1792. El nuevo teatro fue nombrado La Fenice para honrar el resurgimiento de la compañía, primero de sus cenizas, y luego de su mudanza. La Fenice se inauguró el 16 de mayo de 1792 con una ópera de Giovanni Paisiello llamada I Giochi di Agrigento.


El teatro La Fenice es un teatro de ópera que se encuentra en el Centro Histórico de Venecia. Todo el edificio es realmente una joya arquitectónica que arranca suspiros a más de uno por sus grandiosos y dorados interiores. Sin embargo, la belleza del lugar no lo ha salvado de grandes desgracias que le han ocurrido através del tiempo. Teatro la Fenice se localiza en el Campo San Fantin, cerca de la Plaza de San Marcos y del Campo Santo Stefan.


El teatro pasó por la Primera Guerra Mundial con sus puertas cerradas, pero después resurgió, junto a todo el continente. No fue sino hasta hace unos cuantos años, en 1996, que, durante unos trabajos de remodelación, el teatro se incendió nuevamente. Se cree que los culpables fueron un par de electricistas que iniciaron el fuego a propósito como pretexto para no acabar sus respectivos trabajos a tiempo.


Y ésa era una manera de posponer el asunto sin pagar una cláusula penal que les habría arruinado. Hay que decir que probablemente imaginaban algo más pequeño, un pequeño incendio limitado, alguna llamita. Les salió mal. Nadie logró detenerlo, y el teatro se hizo humo, literalmente.


En Venecia reaccionaron con compostura. "Donde estaba, como estaba", decretaron, dando por descontado que a partir del día siguiente se habrían puesto a reconstruirlo. "Donde estaba, como estaba" era un lema inventado años antes en circunstancias semejantes: en 1902 se derrumbó el campanario de San Marcos (sin la ayuda de electricistas, lo hizo todo él solito: ya no podía más) y se abrió un debate sobre qué hacer.


Resultado: reconstruirlo idéntico al de antes y en el mismo lugar. En ese caso, como por otra parte también en el de La Fenice, el asunto olía a sentido común, y pragmatismo véneto. A lo mejor, durante un instante, puedes soñar con llamar a un arquitecto japonés y hacer que te construya algo futurista sobre una isla artificial en medio de la laguna.


Demasiadas incidencias. Pero la música de Verdi se mantenía contra viento y marea y aún serviría, en cualquier caso, como telón de fondo de los amoríos de la condesa Linda Serpieri y un oficial austriaco en la película Senso, de Luchino Visconti, donde el templo lírico veneciano era el marco de un inolvidable lanzamiento de octavillas desde los pisos altos protestando contra el invasor.


Pero el teatro no se dejó estancar con lo ya conseguido en el siglo XIX, y así, en la segunda mitad del siglo XX ha posibilitado el estreno de óperas tan significativas como La carrera del libertino, de Stravinski; La vuelta de tuerca, de Britten; El ángel de fuego, de Prokófiev; Intolleranza, de Nono, o Hyperion, de Maderna. 


La entrañable bombonera seguía viva, con sus 1.500 localidades, su casi un centenar de palcos en azul, crema y oro y su escenario de 15,2 metros de anchura por 32 metros de profundidad, con esa sensación de cercanía que dan las reducidas dimensiones.









jueves, 22 de marzo de 2018

Cristina de Roncali obra de Luis de Madrazo y Kuntz

Cristina de Roncali y Gaviria obra de Luis de Madrazo y Kuntz. fue realizada en el año 1885 y con unas dimensiones de 65 x 80 cm. Pertenece de la colección del Museo Lázaro Galdiaño en Madrid _ España.


Hijo del pintor neoclásico José Madrazo, y de Isabel Kuntz Valentini, hija del pintor polaco Tadeusz Kuntz, y formado en el taller de su padre junto a sus hermanos, pasó más tarde a la Escuela Superior de Bellas Artes de la Academia de San Fernando de Madrid. Comienza a ganarse la vida a partir de 1845 colaborando como ilustrador en la revista El Semanario Pintoresco. Años más tarde marcha a Roma para ampliar sus conocimientos y su formación artística.


En la capital italiana asiste a la Academia Nacional de San Lucas, primero y más tarde a la Academia de Francia en la villa Medicis. En Roma conoció a uno des los creadores de la corriente nazarena, Friedrich Overbeck, en cuyos parámetros estéticos desarrolló su arte. Terminados sus estudios en Roma viaja por toda Europa a  París, Múnich, Venecia y Berlín. En la última década del siglo XIX se instala en Pompeya junto con los pintores Bernardino Montañes y Francisco Sainz.


Posa para Luis de Madrazo la pequeña Marquesa con siete años, consiguiendo el pintor realizar uno de sus mejores trabajos y una pintura que es emblemática para la retratística infantil del siglo XIX.
Su vistoso traje militar es el de cantinera de regimiento de granaderos de infantería, único puesto que una mujer podía ocupar en el ejército de la época. Era habitual disfrazar con uniformes militares a los niños en los bailes de máscaras, y con uno de estos preciosos trajes ha llegado a nuestros días la imagen de la pequeña y hermosa dama.


La relación de los Madrazo con Roma se remonta a 1803, cuando José de Madrazo viajó a la ciudad, donde nacieron seis de sus once hijos, entre ellos Federico, quien regresó en 1839 y Luis, que vivió en la capital italiana cinco años. La tercera generación la componen los hijos del mejor retratista de la época, Federico: Raimundo, también nacido en Roma en 1841 y donde trabajó, al igual que su hermano Ricardo quien pintó junto a Mariano Fortuny Marsal.
Pintor español, que cultivó los géneros de historia, religioso y el retrato. Fue profesor supernumerario y director de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, comendador de la orden de Isabel la Católica y académico de número de la Real Academia de San Fernando. 


En su faceta de pintor, se dedicó casi en exclusiva a la realización de retratos para organismos oficiales y para la nobleza. Remitió asiduamente sus obras a certámenes nacionales e internacionales. Obtuvo un gran éxito en la Exposición Universal de París de 1855. Sus cuadros se caracterizan por la pureza de líneas, junto a la nitidez cromática y lumínica dentro de la más estricta estética nazarena.


En Madrid desarrolló su carrera docente en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y se introdujo en los ambientes artísticos madrileños de mano de su padre y de su hermano Federico, con el cual colaboró en el Museo del Prado, junto a Lorenzo Sánchez y Benito Soriano Murillo.











lunes, 19 de marzo de 2018

La Basílica y el Convento de Santa Clara



La Basílica y el Convento de Santa Clara se construyeron entre los años 1310 a 1340, sobre un complejo de baños romanos del siglo I d. C., cerca de la muralla occidental de la ciudad de Nápoles, Campania_Italia.
El complejo monastico de la basílica incluye un monasterio con cuatro claustros monumentales, escavaciones arqueológicas, un museo donde se pueden ver los restos de frescos de Giotto en las salas que era ocupada por las monjas.


Esta Basílica ha visto pasar el tiempo por las calles de la ciudad. También ha resistido a guerras, terremotos e inundaciones y saqueos. Sin embargo ha conseguido salvaguardar en su interior un buen pedazo de la historia de Nápoles. Para empezar, en este lugar se guardan los restos mortales de la familia real Angevina (una de las más importantes en la historia de la ciudad y constructores de la iglesia).


Curiosamente también guarda las tumbas de parte de las dinastía de los Borbones, desde Fernando hasta Francisco II. Así como numerosas obras de arte de todas las épocas entre las que destaca un fresco del siglo XV que, sorprendentemente, ha resistido todo este tiempo para llegar a ser expuesto.

La construcción de la basílica e iglesia de Santa Clara se inició  bajo la promoción del rey Roberto d’Angiò con la intención de convertirlo en mausoleo de la familia real. Uno de sus componentes más importantes es el Claustro Grande, que tiene planta cuadrada y sus cuatro lados adornados con una arquería gótica.


Uno de sus componentes más importantes es el Claustro Grande, que tiene planta cuadrada y sus cuatro lados adornados con una arquería gótica. En el centro el arquitecto Domenico Antonio Vaccaro llevó a cabo en el año 1742 un jardín clasicista, que posee dos paseos con forma de cruz griega, conformados por 72 pilares octogonales adornados con paneles de azulejos, entre los que se sitúan asientos también recubiertos con paneles de azulejos de mayólica, que poseen decoraciones vegetales y escenas dibujadas por Donato y Giuseppe Massa.


La mayólica es el nombre que se da desde el Renacimiento a un tipo de decoración cerámica sobre loza estannífera, con un esmalte de plomo opacificado con estaño, posteriormente se decora los diversos motivos con óxidos sobre la anterior base.


El claustro de Santa Clara es un remanso de paz y belleza. Recientemente restaurado, las paredes están pintadas en muchos frescos con colores pastel, y su jardín está salpicado con columnatas, todas ellas perfectamente en armonía con los árboles y arbustos del lugar.


La azulejería como recurso decorativo es una constante habitual en países templados, por las características de resistencia, funcionalidad y belleza de este elemento arquitectónico. Asociado al agua en la historia del jardín, el azulejo funciona, desde su uso en las culturas orientales, como una respuesta cromática al colorido vegetal. "El azulejo es la respuesta sólida a los juegos acuáticos de la luz y el vivo poema de las flores, formando con ellos un conjunto coral de brillos de auténtico valor sinfónico.









jueves, 15 de marzo de 2018

James Tissot

Retrato del marqués y de la marquesa de Miramon y de sus hijos, obra de James Tissot. Fue realizada del año 1865 y con unas dimensiones de 177 x 217 cm. Se encuentra en el Musée d'Orsay en París _ Francia.


En la terraza del castillo de la familia, el marqués de Miramon posa junto con su esposa Thérèse y sus dos primeros hijos. Tissot domina aquí con elegancia las reglas del retrato mundano y su composición aparece como la más compleja que hubiese concebido hasta la fecha.


Tissot nació el 15 de octubre de 1836 en Nantes _ FranciaSe trasladó a Londres en el año 1871 y expuso con frecuencia en la Royal Academy. Sus primeras obras son de temática romántica y medieval, durante las décadas de 1860 y 1870 pinta a la alta sociedad como por ejemplo en "Baile a bordo".


Se interesó por el arte oriental y desde últimos de la década de 1870 fabrica objetos con decoración cloisonné (El esmalte alveolado o cloisonné es una antigua técnica para decoración de objetos metálicos, en siglos recientes mediante el uso de esmalte vidriado, y en períodos antiguos mediante el uso también de incrustaciones de piedras preciosas, vidrio, y otros materiales. Los objetos tratados con esta técnica a veces son denominados cloisonné).

La elección de un marco natural, poco frecuente en la historia del retrato francés, remite a la tradición inglesa del retrato aristocrático situado en el campo. Animan la escena, la distensión de la pose del marqués, la pierna plegada y la mirada de lado del niño – señas de la impaciencia infantil que parecen citar aquellas de la joven Giulia de La familia Bellelli de Degas, el perro bonachón o el incongruente y sofisticado bodegón de la derecha.


Desde 1859, Tissot había elegido reivindicar su anglofilia (admiración por el pueblo inglés o su cultura), adoptando el nombre de James, y este cuadro, perfectamente en fase con la disposición de sus modelos, constituye una de las primeras expresiones artísticas de esta pasión.


Además, la bella nota otoñal de la obra debe sin duda mucho a los británicos Dante Gabriel Rossetti y John Everett Millais, con quienes Tissot se relacionaba en Londres. Sigue sin embargo fiel a la lección de Ingres, en particular en los irisados de las telas que demuestra las delicadezas de un determinado oficio y expresa el recuerdo del comercio familiar de paños y sombreros. 


El Retrato del marqués y de la marquesa de Miramon y de sus hijos aparece pues como un ejemplo capital del brillante arte, de Tissot en los años 1860, y afirma la importancia de un artista particularmente refractario a las categorías establecidas.


En la década de 1880 tuvo una gran demanda como retratista, y realizó también la serie de pinturas Mujer en París, expuestas en esta ciudad en 1885 y en las que representa los diferentes modos de vida de las mujeres parisienses. En contraste con estas imágenes mundanas, desde mediados de la década de 1880, Tissot pintó un gran número de cuadros y gouaches de temática religiosa, y alcanzó con ellos gran renombre tanto en Europa como en Estados Unidos. Pese a su éxito, Tissot no destacó por sus innovaciones estilísticas. Su importancia reside en el carácter actual que supo inculcar a sus temas y en la facilidad con que se adaptó a modas contemporáneas, como el orientalismo como acabo de mencionar.












lunes, 12 de marzo de 2018

La fachada de la iglesia de San Pablo en Valladolid

La iglesia de San Pablo es uno de los edificios más representativos de la ciudad de Valladolid _ España). Se encuentra en la plaza de San Pablo, lugar donde se hallan también el palacio Real y el palacio de Pimentel, los llamados sitios reales en siglos pasados. Se encuentra adosada al colegio de San Gregorio y próxima al resto de sedes del Museo Nacional de Escultura. Fue construida entre 1445 y 1616 y pertenece a la orden de los dominicos.



La fachada de la iglesia de San Pablo es un “retablo de piedra al aire libre”, como ha sido definida la fachada, sirve como emblema de una larga historia de la presencia de los dominicos en Valladolid.

Desde 1276, cuando comienza su andadura hasta hoy, salvada la obligada ausencia de los frailes predicadores, debida a la desamortización y exclaustración desde 1835 hasta 1893. En esta última fecha, los frailes dominicos retornan a la iglesia, aunque sin poder disponer del convento por haber sido destruido.


La fachada desde hace quinientos años es testigo y paso obligado al interior del templo de numerosísimos visitantes asiduos y esporádicos, de curiosos y piadosos, de grandes y pequeños, de notable y de gente común. No en vano, en esta iglesia recibieron sepultura personas de alta alcurnia: el infante don Alfonso, hijo de Sancho IV y María de Molina, el rey Juan II hasta su traslado a la Cartuja de Miraflores (Burgos), la reina María de Portugal, esposa de Felipe II.


En este templo fueron bautizados los reyes Felipe II, Felipe IV y la hija de Felipe III, doña Ana Mauricia, además de convertirse en escenario de grandes asambleas y capítulos de Órdenes Militares, de Cortes del Reino.

La estructura de la fachada está formada por tres cuerpos. El bajo, terminado en la imposta que corre sobre el gran rosetón central, desde donde parte el segundo cuerpo, hasta el frontón triangular, tercer cuerpo y remate de la fachada. Debidamente documentada la intervención del escultor burgalés Simón de Colonia, así como el abono de la obra que todavía no estaba concluida cuando muere su mecenas el dominico Fray Alonso de Burgos, según reclama aquél ante los testamentarios.


Simón de Colonia, aunque no está constatado históricamente, nace probablemente en Burgos en 1450 y fallece también en Burgos en 1511.

De clara influencia arquitectónica germana y por lo tanto gótica, su padre Juan que nació en Colonia (Alemania) fue quién más participó activamente en la dirección constructiva de la catedral de Burgos; introduciendo en Castilla el gótico flamigero, cuyo máximo exponente eran las agujas que remataban las torres de la catedral y que fueron destruidas en 1539.


Fray Alonso está representado en el tímpano del cuerpo en la escena de la Coronación de la Virgen María. Tal motivo encaja plenamente con la iconografía y devociones marianas que la orden dominicana siempre tuvo especial afán de propagar.


Quien fuera sucesivamente fraile, prior del convento de San Pablo, confesor de la reina Isabel la Católica, obispo de Palencia, quiso perpetuar su memoria. Así, el obispo fray Alonso de Burgos arrodillado y revestido con los atributos pontificales, capa pluvial decorada con lises, mitra y báculo, convirtiéndose en testigo excepcional de la ceremonia.


Simón de Colonia evoluciona en el estudio y se adapta a las nuevas tendencias de su tiempo, convirtiéndose en su última época en uno de los mejores exponentes del estilo Isabelino. A él corresponden las fachadas del colegio de San Gregorio y de la iglesia de San Pablo en Valladolid.

Siguiendo la tradición familiar que comenzara en la lejana ciudad alemana de Colonia, en Burgos le sucede su hijo también arquitecto y escultor Francisco de Colonia.


Por último, la fachada se remata con un frontón triangular. Sobre un fondo de escamas hay un escudo de los Reyes Católicos, que corona toda la portada. El frontón presenta una idéntica unidad estilística con el cuerpo bajo de la misma forma, corresponde también a la obra de Simón de Colonia, pero en cambio, la decoración que le envuelve no es gótica sino renacentista.


Un dato curiso es La Anunciación de Fra Angelico (un retablo realizado por el pintor toscano del Renacimiento Fra Angelico, sobrenombre de Guido di Pietro da Mugello (1400-1455). Está realizado en oro y temple sobre tabla, y fue pintado hacia 1426. Consta de una escena principal, con el tema de la Anunciación a la Virgen María, y de una predela o banco con cinco pequeñas escenas más. El conjunto mide 194 x 194 cm de alto), que se conservó en San Pablo antes de pasar al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid y finalmente al Museo del Prado.

 La Anunciación de Fra Angelico en el Museo del prado 



viernes, 9 de marzo de 2018

Lavinia Fontana


Retrato de la Constanza de Alidosi obra de Lavinia Fontana, fue realizada en el año 1594 y con una dimensiones de 158 x 119 cm. Actualmente se encuentara en Museo Nacional de Mujeres en Arte National  en Washington _ Estados Unidos. 


Lavinia Fontana fue una de las artistas del renacimiento que consiguió un mayor reconocimiento junto a Sofonisba Anguissola y que trabajó dentro de la misma esfera que sus homólogos masculinos, fuera de una corte o convento, aceptando encargos de particulares y viviendo de sus ingresos como artista.

Autoreratrato de Liviana Fontana 

Llegó a ser elegida miembro de la Academia Romana y su producción es la mayor de una mujer artista con anterioridad al siglo XVIII. Se conservan de su mano, firmadas y fechadas, unas treinta y dos pinturas, pero documentadas hay más de 135.


Desde muy joven Lavinia consiguió hacerse famosa gracias a sus pinturas de gabinete y sobre todo a sus retratos, en los que el detallismo de los ropajes y joyas fue muy apreciado. Tanto es así que se convirtió en la retratista por excelencia de la clase alta boloñesa, sobre todo de sus mujeres o creando retratos de grupo sumamente novedosos, logrando ser muy bien pagada por ellos.


En su producción se puede apreciar la influencia de la pintora de Cremona, sobre todo en su gusto por los detalles y su su excelente técnica a la hora de recrear joyas y tejidos. Sin embargo, poco a poco se irá acercando al estilo de la escuela veneciana, comenzando a predominar en su paleta los colores fuertes y brillantes, más manieristas, al modo de Ludovico Carracci, Correggio o Scipione Pulzone.



Con 25 años la artista se casó con Gian Paolo Zappi, pintor del taller de su padre y perteneciente a una familia noble. El matrimonio resultará un gran apoyo para Lavinia ya que su marido se encargará de ayudarla tanto en sus labores artísticas, se dice que la ayudaba a pintar los fondos de sus obras, como en el cuidado de los once hijos que tendrán, de los cuales tan sólo tres sobrevivirán a su madre.


Como regalo de bodas para su marido Lavinia pintará su primer autorretrato en el que aparece tocando una espinela, obra que está considerada como una de las más destacadas de su producción y que se conserva en la Academia di San Lucca en Roma. En ella se muestra la gran influencia de la obra de Sofonisba sobre ella, ya que copia la misma idea desarrollada en el Autorretrato de Sofonisba realizado en 1556. El autoretrato de Lavinia está firmado todavía con su nombre de soltera “Lavinia virgo Prosperi Fontana filia”, es decir, la señorita Lavinia, hija de Próspero Fontana, y fechado en 1577.


Una de las obras más curiosas de Lavinia es justamente uno de sus retratos. Alrededor de 1594 retrató a Antonietta Gonsalves, una niña de unos doce años de edad cubierta de pelo por padecer Hipertricosis Lanuginosa Congénita, enfermedad heredada de su padre Petrus Gonsalves. La precisión del retrato, unido a la ternura que transmite, nos hace ver que nuestra artista no se amedrentaba ante ningún tipo de encargo, por complicado que éste pareciese.


Lavinia Fontana también realizó obras de temática mitológica para las que tuvo que abordar tanto el desnudo femenino como el masculino. La realización de desnudos en sus pinturas resulta algo completamente inédito para la labor de una mujer. Ese estudio del cuerpo humano no sólo lo utilizará para la realización de obras mitotógicas, sino que ese aprendizaje también lo rentabilizará en composiciones religiosas como en “Cristo con los símbolos de la pasión” de 1576 o en retratos con tintes mitológicos como el “Isabella Ruini como Venus” de 1592.


Hasta su muerte en 1614 Lavinia recibirá en Roma numerosos honores. Fue nombrada como miembro de la Academia di San Lucca y en 1611 se acuñó una medalla en su honor realizada por el escultor Felice Antonio Casoni, en la que aparece representada de perfíl, por el verso, y frente a su caballete, en el anverso.






Bibliografía : https://investigart.wordpress.com