lunes, 29 de enero de 2018

El castillo de Heidelberg

El castillo de Heidelberg de origen medieval está parcialmente en ruinas, uno de los monumentos más famosos de Europa, se encuentra Heidelberg _ Alemania. Las edificaciones del palacio figuran entre las más importantes estructuras renacentistas al norte de los Alpes.


Su historia, su arquitectura y un emplazamiento único en la parte alta de la ciudad han convertido el imponente castillo en uno de los monumentos conmemorativos más famosos del mundo. Sobre el terreno de una fortaleza medieval, se alzan aún hoy, muy por encima de las estrechas callejuelas y del pintoresco laberinto de tejados del casco antiguo de la ciudad, las majestuosas ruinas del castillo, únicas e increíblemente hermosas.


La edificación más antigua data del siglo Xlll  y más tarde fue ampliada a dos castillos hacia 1294. En el año 1537, un rayo destruyó el castillo superior. Las edificaciones actuales habían sido ampliadas en 1650, antes de los daños causados por guerras e incendios posteriores. En 1764, otro rayo destruyó algunas de las secciones reconstruidas.


Durante cinco siglos residieron en él los príncipes electores del Palatinado pertenecientes a la casa Wittelsbach. El edificio más antiguo todavía visible es el ala Ruprecht, con su magnífica chimenea renacentista. El edificio mejor conservado es el ala Friedrich, cuya fachada con estatuas de los electores es una galería de retratos ancestral.



En el lado este se halla la joya del castillo, mandado construir por el príncipe elector Otón Enrique, entre los años 1556 a 1559. Es la obra maestra del renacimiento alemán, exuberante de ornamentación, debida al flamenco Alexander Colin de Malinas. 


En el castillo se ha instalado el Deutsches Apotheken Museum, un Museo de Farmacia con valiosos muebles del siglo XVIII,  una colección de antiguas recetas y alberga un laboratorio de alquimia. La torre Pólvora, del siglo XIV, fue erigida durante el reinado del elector Ruperto y formaba parte de las las defensas del castillo.


A principios del siglo XIX, el castillo era un edificio en estado ruinoso. Incluso antes del año 1800, los artistas venían a ver el río, las colinas y las ruinas del palacio como un conjunto ideal. Las mejores representaciones son las del inglés J. M. W. Turner, quien estuvo varias veces en Heidelberg entre 18137 y 1874, y pintó repetidamente Heidelberg y el palacio.

Visión romántica del palacio, por J. M. W. Turner.

Un esplendor que perdería tras la Guerra de los Treinta Años y la guerra de 1689 contra Francia, durante las cuales fue destruido casi por completo. Sin embargo, todo lo que queda se impone por su grandiosidad y belleza. 









Bibliografía : https://serviajero.blogspot.com.es




jueves, 25 de enero de 2018

"La hora de la siesta", obra de José María Rodríguez-Acosta

"La hora de la siesta", obra de José María Rodríguez-Acosta, fue realizada entre los años 1902 a 1904 y con unas dimensiones de 190 x 145 cm. Se encuentra en Museo de Bellas Artes de Granada _ España.


La hora de la siesta es una escena de corte costumbrista datada hacia 1903, que pertenece a la primera etapa del pintor, entonces muy influenciado por el magisterio de Emilio Sala. Como era habitual en artistas de formación académica para la elaboración de cuadros de un tamaño considerable, realiza numerosos bocetos de las figuras por separado y gracias a ellos sabemos que fue bastante fiel a la idea original.


Según los estudiosos se trata de un cuadro inacabado, ya que un lienzo de este tamaño solía firmarse y éste no lo está, puede ser que el artista no lo hubiera dado por finalizado, de ahí la pincelada casi impresionista, demasiado suelta y poco elaborada. Al colocar los rostros de los personajes sobre un fondo de naturaleza y alineados consigue unas figuras muy bien relacionadas entre sí.


Resulta llamativa la representación del perro que mirando al frente con la habitual curiosidad canina mantiene relación visual con el espectador, con ello el pintor consigue implicarlo en la escena. Esta obra nos sirve de documento de la sociedad de aquella época. 


El cura es acogido en el jardín de una familia acomodada en la hora de la siesta, las dos sirvientas escuchan atentamente sus explicaciones, mientras que la joven dama, despreocupada de la visita, duerme plácidamente recostada en la higuera. La ausencia de algún hombre de la casa también parece ser significativa. Algunos autores han creído ver en todo ello un alegato intencionado del pintor contra la religiosidad.


Rodríguez-Acosta nació en el seno de una familia de banqueros, cuyo origen se remonta a la primera mitad del siglo XIX. No era ese, sin embargo, el camino que aquel joven iba a seguir. Excepción al ambiente que le rodeaba, convirtiéndose en el magnífico pintor que llegaría a ser.


Con su gran cultura artística y su limpio estilo, se inicia realizando paisajes granadinos y pintura costumbrista. Se ha dicho que no cesó de avanzar hasta su muerte. En el año 1899 se marchó a Madrid, donde se formó con el gran maestro Emilio Sala y se desarrolló su estilo entre el simbolismo y el modernismo.


José María Rodríguez-Acosta decidió construir su estudio de pintura en una ladera de la colina del Mauror en Granada. El artista abandona prácticamente los pinceles entre los años 1915 y 1930 para dedicarse a la planificación, construcción y decoración de su carmen granadino donde albergó su estudio de pintura, biblioteca y diversas colecciones de objetos artísticos. El lugar donde ahora descansa la fundación con su nombre.


Sus pensamientos, sus perspectivas, la imagen que quería que su obra proyectara hacia el exterior, hacia la propia ciudad. La edificación del emblemático espacio, que duró "alrededor de 20 años", la quiso plasmar el pintor granadino paso a paso, día a día, año tras año, con su cámara. El fruto de este trabajo refleja un "enorme valor histórico, patrimonial y hasta simbólico".


Como ilustrador destaca la carpeta de grabados que realizó para Sonetos del amor oscuro, obra inédita de Federico García Lorca, y su colaboración en la revista Litoral, en los números dedicados a la poesía árabe (1988-1989).

Comendador de la Orden de Alfonso XII, José M. Rodríguez-Acosta falleció en 1941, dejando tras él su obra, conservada en parte en numerosos museos, y el carmen que le sirvió de estudio, convertido hoy en la Fundación que lleva su nombre y con el que modificó radicalmente la arquitectura tradicionalista de Granada.










Bibliografía : http://www.fundacionrodriguezacosta.com










lunes, 22 de enero de 2018

El palacio de Malmaison y Josefina de Beauharnais

El palacio de Malmaison es un edificio a unos 12 km de París _ Francia, obra de los arquitectos e interioristas, Percier y Fontaine que le convirtieron en un edificio arquetípico del Neoclasicismo. Los dos habían residido en Roma, y de su período italiano heredaron el gusto por las formas clásicas, los estucos y las pinturas murales, inspiradas en su mayoría en las de Herculano, cuyas ruinas se habían descubierto a mediados del siglo XVIII.


Josefina de Beauharnais, lo compró en abril de 1799. Una finca destartalada, a ocho millas al oeste del centro de París, que abarcaba casi 150 acres de bosques y prados. La historia de este palacete está indefectiblemente ligada a la historia de Josefina Bonaparte, ya que además de ser su residencia favorita, residió en ella de forma permanente desde su divorcio de Napoleón en 1809.


Josefina consiguió transformar la gran finca en «el más bello y curioso jardín de Europa, un modelo de buen cultivo». Buscó activamente flora y fauna junto a animales exóticos y raros de todo el mundo. Josefina escribió: «Quisiera que Malmaison pronto se convierta en fuente de riquezas para todos [los franceses]...». En esto la ayudó el botánico Aimé Bonpland, quien también fue su amigo personal, antes de viajar a Sudamérica con Alexander von Humboldt.


Mientras Percier era el responsable de dibujar las formas y diseñar la decoración, Fontaine tenía a su cargo la ejecución de los trabajos. Ambos fueron los artífices del gran vestíbulo de entrada que, a modo del atrium de una villa romana, daba paso al comedor, la biblioteca, las salas de audiencia y los salones de música y billar.


Una hermosa galería acristalada en forma de tienda de campaña permitía a Josefina cuidar de sus plantas y exponer su colección de antigüedades, una de sus pasiones, que Napoleón había agrandado a su regreso de Egipto.


Finalmente, en los últimos años del Consulado, dado el elevado número de invitados –amigos, colaboradores y familiares– que frecuentaban la Malmaison, se habilitaron nuevas estancias y se construyó en el jardín un pequeño teatro con cabida para 250 espectadores.


El mobiliario también corrió a cargo de Percier y Fontaine. Utilizaron maderas nobles y siguieron líneas rectas, con el único adorno de pequeñas aplicaciones de distintos materiales.


Asimismo, el salón se decoró con unas pinturas que reflejaban los trágicos amores de Dafnis y Cloe, y se remodelaron por completo las habitaciones de la propietaria. Desde ese momento, Josefina pasó su tiempo dedicada a sus rosales y a sus plantas exóticas. Nunca dejó de tener relación con Napoleón, con quien se comunicaba de forma epistolar.


Tanto el mobiliario del château, como los tejidos empleados en su decoración, son un exponente del elegante estilo Neoclásico que tan de moda se puso bajo el Imperio. En aquellos años, la Antigüedad fue evocada con la misma frecuencia en la arquitectura, pintura, artes decorativas, e indumentaria. 


Josefina se encargó de dar su toque personal al interior de la residencia de la Malmaison, convirtiéndola en un lugar único, que recibió ilustres visitantes de toda Francia y el extranjero.


Finalmente, el 29 de mayo de 1814, cuando solo contaba 51 años, falleció en su estimada mansión a consecuencia de una neumonía. Napoleón recibió la noticia durante su destierro en la isla de Elba. Regresó en dos ocasiones más a la Malmaison: tras escapar de aquella isla y tras el desastre de Waterloo.

Detalle de Josefina en "La Consagración de Napoleón" obra de
Jacques Luis David, 1807

Más tarde el palacio se vendió a la Reina de España que finalmente se lo vendió de nuevo a Napoleón III, quien restauró la casa con su esplendor original. En 1906, el castillo se convirtió en un museo dedicado a las vidas de Napoleón y Josephine.





Bibliografía : http://www.lavanguardia.com

jueves, 18 de enero de 2018

La Condesa de Chesterfield Lucy, obra de Anton van Dyck.


"La Condesa de Chesterfield Lucy, la condesa Huntingdon", obra de Anton van Dyck. Fue realizada entre los años 1636 a 1640 y con unas dimensiones de 150.5 x 130.2 cm. Se encuentra en Yale Center for British Art en la Universidad Yale, en New Haven, Connecticut _ Estados Unidos.



Anton van Dyck (1599-1641) fue un pintor flamenco especialmente dedicado a la elaboración de retratos. Dado que alcanzó gran fama internacional, llegó a ser el primer pintor de corte en Inglaterra tras una larga estancia en Italia.

Self-portrait. London, National Portrait Gallery

Es universalmente conocido por sus retratos de la nobleza genovesa y de Carlos I, rey de Inglaterra, de los miembros de su familia y de su corte. Con su método de pintura de una elegancia relajada, influyó en los retratistas ingleses, como Peter Lely. Además de retratos, por los cuales fue bastante apreciado, se ocupó también de temas bíblicos y mitológicos, introduciendo algunas notables innovaciones pictóricas.


La vida de van Dyck es, por varios motivos, comparable a la de Rafael: ambos murieron jóvenes. Según algunas fuentes, fue admirador y alumno de Rubens, pero también un asistente y un amigo. Otras fuentes en cambio muestran a Van Dyck como admirador sincero de Rubens en su juventud, que identificaba como un modelo para sus pinturas, pero que con el pasar del tiempo había llegado a ser una presencia demasiado fuerte en la pequeña realidad de Flandes, tanto que le obligó a buscar fortuna primero en Inglaterra y luego en Italia.


Para crear una sensación de mayor profundidad, el artista forma un paisaje al fondo. Utiliza una combinación de colores que le permiten realizar una superficie de mucha textura, profundidad y movimiento de los personajes. Podemos observar que utiliza diferentes tonalidades en blanco con una maestría absoluta.



Van Dyck juega con un lenguaje artístico que imitan todos los pintores de su entorno, caracterizado por las formas poderosas y monumentales, la disposición rítmica de estas formas sobre las superficies pictóricas y la fortaleza de expresión de los personajes.


Brilla con luz propia su poderosa personalidad. De lo sutil de la diferencia, de la capacidad del artista para envolver en un idioma recientemente creado por su propia sensibilidad.


Niño prodigio, fundó su propio taller a los 16 años. Pasó seis años en Italia, donde se le consideraba heredero natural de Rubens, pero fue precisamente en ese periodo cuando encontró su estilo propio, más refinado y psicológico. Pintor en las cortes más sofisticadas de Europa, Carlos I de Inglaterra lo convirtió en su retratista oficial.

Self-portrait with a sunflower. Private collection

Para terminar en el “Autorretrato con un girasol" juega con la teatralidad y destreza con la que hace uso del lenguaje simbólico con un girasol", pintado también en Londres. El pintor da forma a la idea que pretende expresar mediante la disposición de los distintos elementos que componen el cuadro: la relación del pintor con el girasol al que señala con una mano, y la forma en la que muestra con la otra mano la cadena de oro que cuelga de su cuello. Aunque es evidente que el pintor intenta transmitir algún mensaje, su lectura es difícil, como sucede a menudo con imágenes de las que nos separan varios siglos.








lunes, 15 de enero de 2018

Burgtheater en Viena

El teatro imperial, originalmente llamado Burgtheater, es el Teatro Nacional de Viena _ Austria,  y uno de los más importantes teatros del mundo, fue inaugurado en el año 1741.
Situado frente al nuevo Ayuntamiento, fue construido por los arquitectos G. Semper y K. Hasenauer (los mismos arquitectos que diseñaron el Museo de Historia del Arte y el Museo de Historia Natural), en el emplazamiento que ocupaba el antiguo Hofburgtheater.


El Teatro Imperial fue uno de los teatros más espléndidos de Europa y, después de La Comédie Française, es el teatro más antiguo. Además, fue uno de los primeros teatros europeos de habla alemana y el más grande entre ellos, convirtiéndose en el coliseo teatral favorito de la aristocracia durante el s.XIX, aunque se vería desplazado del primer plano por el Teatro de la Ópera del Estado de Viena.


Durante la II Guerra Mundial el Teatro Imperial resultó gravemente dañado, por lo que tuvo que ser restaurado, recuperando, especialmente en el interior, partes de su decoración original.


La fachada, que presenta un cuerpo central convexo, está decorada con los bustos de nueve grandes dramaturgos; a la derecha tres autores austriacos: Halm, Grillparzer y Hebbel; en el centro se encuentran Goethe, Lessing y Schiller; y a la izquierda están Molière, Shakespeare y Calderón de la Barca.






En el interior destacan las escaleras de honor (que se salvaron de los bombardeos), cuyo techo está decorado con frescos relativos a la historia del teatro; éstos fueron realizados en 1888 por el joven Gustav Klimt, su hermano Ernst Klimt y su amigo Franz von Matsch.
Actualmente, el Teatro Imperial, presenta obras de teatro hablado de poetas clásicos y modernos, piezas experimentales y lecturas, todas ellas en alemán.


El auditorio iba a ser demolido por lo que se encargó a Klimt y Franz Matsch la realización de unos lienzos en los que representase el interior del viejo coliseo teatral. Los artistas solicitaron demorar este encargo hasta finalizar la decoración de las escaleras, solicitud que les fue concedida. 


Al ponerse manos a la obra tuvieron un arduo trabajo ya que en el contrato se especificaba que tenían que integrar en la composición a unos 250 personajes entre ellos los importantes de la Viena del momento. Recibieron dos abonos de butaca para la temporada y pudieron contemplar al público que acudía a las representaciones.

The Death of Romeo and Juliet by Gustav Klimt

Klimt fue el encargado de pintar la sala y para ello realizó un buen número de bocetos y dibujos preparatorios, teniendo que acudir a su familia y amigos como modelos, aunque también recibió la visita de bellas mujeres de la ciudad que deseaban ser inmortalizadas en el cuadro. Entre las personas que retrató se encuentran Katherina Schratt -actriz habitual del teatro y amante del emperador Francisco José I-, el cirujano Theodor Billroth y el futuro alcalde Karl Lueger.

El resultado es una obra de gran calidad, en la que se nos muestra el patio de butacas del teatro. Una lámpara en el centro del techo y diversos focos distribuidos en la segunda fila de palcos arrojan una tenue iluminación a la escena, creando de manera perfecta la sensación atmosférica de un interior. Las figuras son extraordinarias, adecuadas a su nivel social, vestidas con sus mejores galas, presentadas en elegantes actitudes. La perspectiva conseguida por el maestro resulta destacable pero lo más original es el tratamiento de la escena ya que Klimt sitúa a los espectadores en el papel de actores, confundiendo la realidad con la apariencia. El resultado es una obra de gran calidad por la que Klimt recibió en 1890 el Premio del Emperador, dotado con 400 florines.





jueves, 11 de enero de 2018

Autorretrato de Marie Gabrielle Capet


Autorretrato de Marie Gabrielle Capet, fue realizada en el año 1783 y con unas dimensiones de 963 x 1,211 cm. actualmente se encuentra en Museo Nacional Western Art de Tokyo _ Japón.

Marie Gabrielle Capet

Hija de un sirviente. A los veinte años se fue a estudiar pintura a París con Adélaïde Labille-Guiard. Se había formado en su taller, donde aprendió a pintar estupendos retratos utilizando las mismas técnicas que su maestra.

Adélaïde Labille-Guiard, con sus alumnas en el año 1785  Marie Gabrielle Capet y Marie Marguerite Carreaux de Rosemond

Su relación fue muy cercana, ya que Capet tenía alquilada una habitación en casa de Labille-Guiard y vivió con ella hasta que ésta falleció, trabajando también como ayudante en su taller. No tuvo tantísima fama como ella, pero los numerosos encargos que recibía le permitieron dedicarse al arte de forma profesional, sin apuros económicos. 


Marie Capet pintó este autorretrato cuando tenía veintidós años. Técnicamente es un cuadro perfecto en el tratamiento de las telas y las carnaciones. La pincelada invisible, de perfiles nítidos, es propia del Neoclasicismo. Sin embargo, el retrato conserva algunas características heredadas del Rococó que le dan un encanto especial y lo alejan de la frialdad neoclásica: las telas revueltas, los rizos un poco desordenados, el lacito de la cabeza y la mirada vivaz y cercana de la artista, girando la cabeza hacia nosotros de forma muy natural. Está sentada frente a su caballete, sujetando una tiza enganchada a un soporte metálico para no mancharse los dedos.


Gracias a su dominio en la pintura al óleo se le permitió presentar sus primeros autorretratos. Expuso desde 1781, un gran número de retratos, de los cuales los más conocidos son los de Madame Adelaida y Madame Victoria. Sus principales obras se exhiben en el Salon de la Jeunesse (Salón de la Juventud) desde 1785.





Bibliografía : http://www.elcuadrodeldia.com/