LeTrain Bleu es mucho más que un restaurante en París_ Francia, en el año 1900, París se preparaba para acoger una nueva Exposición Universal. Y como suele ocurrir en estos eventos, aquel acontecimiento iba a legar a la ciudad una serie de edificios emblemáticos construidos para la ocasión, como fue el caso del Grand y el Petit Palais levantados como recintos feriales. Pero además de esos pabellones, se construyeron y se remodelaron otras infraestructuras parisinas.
Entre ellas, la Gare de Lyon, la estación ferroviaria de la compañía París-Lyon-Marsella que el arquitecto Marius Toudoire(1852-1922), renovó por completo dotándola de una grandilocuente fachada y su enorme Torre del Reloj que alcanza los 64 metros de altura.
Milagrosamente se ha mantenido hasta nuestros días prácticamente idéntico a sus orígenes, y eso que tuvo que ser salvado de la demolición a mediados de los 60 por el recordado ministro de cultura francés André Malraux. También es cierto que en el año 2014 fue objeto de una profunda restauración que le devolvió todo su esplendor. Y de hecho, en la actualidad Le Train Bleu tiene la categoría de Monumento Artístico, lo que es garantía para su conservación.
Todo aquí huele, sabe, proviene de los tiempos de la mítica Belle Époque de París, cuando la capital francesa era la capital artística del mundo. En el mismo año que se abrió este restaurante Rodin labró en mármol su escultura "El Beso", o Georges Meliés estaba ultimando las ideas para su película Viaje a "la Luna", por cierto en parte inspirada en los relatos de un Julio Verne que era un autor venerado en París. O ese mismo año fallecía Toulouse Lautrec, posiblemente el pintor que mejor plasmó aquel momento.
En ese ambiente de efervescencia creativa se diseñó el restaurante Le Train Bleu, el cual también fue construido siguiendo los planos de Marius Toudoire, pero para su decoración se contó con un numeroso equipo de profesionales y artistas.
Entre todos ellos crearon el cuidado mobiliario de madera, las lámparas de cristal, los tapizados, las molduras o los dorados que decoran el gran restaurante. Y sobre todo participaron diversos pintores para la decoración de los techos. Unas pinturas que podría pensarse que son frescos, pero en realidad son lienzos traspasados a paredes, techos y bóvedas.
Hay hasta 41 escenas en las que se ven los paisajes que atravesaban los trenes de la compañía París-Lyon-Marsella. Todos ellos paisajes de carácter muy ornamental, como es propio del estilo Art Nouveau en el que se pintaron. En definitiva, que uno se sienta a comer o a cenar y casi le cuesta fijarse en lo que le sirven en el plato, ya que inevitablemente la mirada se dirige a todo esa ambientación, capaz de llevarnos a la ensoñación de otra época.
Hay que imaginarse esos efectos en los personajes más ilustres que se declararon apasionados de este restaurante, su cocina y su decoración. Personajes de cualquier disciplina artística, desde la diseñadora Coco Chanel al escritor Jean Cocteau, pasando por Salvador Dalí, la actriz Brigitte Bardot o el cineasta Luc Besson que ha llegado a grabar aquí escenas de alguna de sus películas.
Las pinturas que evocan el sur de Francia a comienzos del siglo XX. En definitiva, que comer aquí es algo más que asistir a un banquete de platos genuinamente franceses. Sentarse a estas mesas puede estimular al paladar pero sobre todo excita a la imaginación mientras se contempla el escenario.
Bibliografía : http://www.magazinehorse.com