jueves, 28 de septiembre de 2017


"El Columpio" obra de Jean-Honore Fragonard, fue del año 1767 con unas dimensiones de 81 × 65 cm. Se encuentra Colección Wallace, Londres _ Reino Unido.

La primera vez que vi este cuadro fue en un caballete en la casa de mi hermano. Venimos de una familia de pintores, anónimos pero a quienes nos ata un vínculo muy especial con el arte. Dedico este cuadro y en especial este tema del blog a mi hermano, que aunque le quedaban pocos detalles no lo pudo terminar. Nos dejó para siempre en Abril del año 1992. 

 

El columpio, también conocido como Los felices azares del columpio, es una de las obras más emblemáticas del siglo XVIII. Fue realizada como fruto del encargo de un poderoso barón en el año 1776. Parece ser que en un principio la obra fue encargada por el mismísimo pintor Fraçois Boucher pero éste se negó a aceptarlo por su atrevimiento.


Se trata de una escena galante que representa las diversiones de la época, representando a la perfección la vida de la nobleza francesa que residía en la corte del monarca Luis XVI. La sensualidad que desprende la obra es innegable: ambientado en un frondoso bosque, una bella dama aparece columpiándose con una actitud muy sensual –su falda se levanta y nos permite ver sus medias e incluso el liguero- mientras con una pícara sonrisa, lanza su zapato al aire.


Junto con Watteau, Chardin o Boucher y con el trasfondo de la Ilustración, Fragonard (1732-1806) es uno de los pintores más significativos del periodo rococó. Encasillado como pintor frívolo, lo cierto es que Fragonard desarrolló una intensa actividad en el ámbito de la pintura mitológica y religiosa, el retrato y el paisaje.


El artista establece una composición piramidal entre los tres personajes, la dama es el centro de la misma ya que su cabeza aparece como el vértice superior del mismo. Además es a ella a quien se dirigen todas las miradas y la luz filtrada a través de la espesa vegetación del bosque la ilumina a la perfección.

Detalle de autorretrato de Fragonard del año 1769

La pincelada tiene una gran fuerza, parece espontanea y está fuertemente cargada de empaste pero en realidad se hace precisa en multitud de detalles. Los colores son suaves y alegres con predominio de los tonos pastel típicos de la pintura rococó, especial mención atención se presta a los tonos verdosos y amarillentos de la flora que contrastan con el rosa del vestido que lleva la joven.


Su gran sed de conocimientos en el arte del pintar es sin duda una de las razones de la diversidad de estilos que presentan sus cuadros. Francastel decía de él que pintaba de lo mismo que respiraba. Se formó con Chardin, Van Loo y sobre todo Boucher, con quién debutó con pinturas de temas galantes plasmados con una alegre gama cromática. 


Durante su estancia en Italia (1756-1761), en Roma estudió a los grandes decoradores barrocos como Pietro da Cortona, a la vez que se dedicaba junto con el pintor Hubert Robert, a los aspectos más encantadores del paisaje italiano que fijó en bocetos de una gran importancia para el desarrollo de elementos paisajísticos en obras ulteriores.


A la búsqueda de nuevas experiencias, viajó a los Países Bajos, contribuyendo al gusto por la pintura holandesa con una serie de escenas pastorales que se inspiran de Van Ruysdael, pero se interesó sobre todo en Rembrandt y Franz Hals, utilizando los audaces efectos de luz del primero, y del segundo, la fluidez de sus pinceladas, lo cual modificó su estilo a partir de los años 1770.




lunes, 25 de septiembre de 2017

El castillo secreto de Gaudí



La Torre Bellesguard es una de las obras más desconocidas y fascinantes de Antoni Gaudí. Se trata de una casa particular construida entre los años 1900 a 1909 por el genio modernista, la Casa Figueras (su nombre oficial) que parece un castillo medieval que está en la parte alta de Barcelona _ España

El lugar ha estado cerrado al público durante años, pero en agosto del año 2013, la familia Guilera que la habita (la familia Guilera es la propietaria de la Torre Bellesguard desde 1944), quería dar a conocer.



El edificio es una mezcla espectacular de modernismo y gótico que rinde homenaje al castillo medieval que estaba en este mismo lugar. Era la residencia de verano del legendario rey de la Corona de Aragón Martí l’Humà, pero tras su muerte entró en decadencia y fue abandonado.


La cuestión es que cuando Gaudí recibió el encargo de la familia Figueras aprovechó las estructuras existentes para dar luz a una casa de estilo neogótico en la que la naturaleza y la arquitectura se funden en uno, y todo rodeado por un muro con almenas espectaculares. Cruzar el umbral es penetrar en un espacio desconocido para el público en general y un espacio de cuento de hadas que forma parte de las mejores rutas modernistas. 


Las vicisitudes del tiempo no le son extrañas a la Torre Bellesguard. De casa familiar pasó a ser un orfanato durante la Guerra Civil (cuando se perdió buena parte del mobiliario original, diseñado por el mismo Gaudí), para luego reconvertirse en los años 40 en un hospital… hasta que la actual familia propietaria, los Guilera, decidieron recuperar su uso original como residencia particular. La Torre Bellesguard es el único trabajo en el que Gaudí gozó de libertad absoluta para crear y es por eso uno de los más importantes de su carrera, que rinde homenaje a la historia y la tradición de Cataluña.


El punto central del misterio de la personalidad de Gaudí reside precisamente en la capacidad innata para descubrir, revelar y recrear un universo entero. Y además señalaremos que la originalidad de Gaudí no tiene orígenes meramente terrenos, meramente intelectuales o instintivos. Mejor que razones de su destino , que las influencias de su educación , lo que debió aproximarle a Dios hasta convertirse en un místico , en un beato, debió de ser el vivo descubrimiento de un factor divino que residía en su interior


No hay duda y esto ratifica la complejidad intrínseca de Gaudí, que otras corrientes ideológicas muy distintas convergían en su pensamiento. Así la tendencia espiritualista, que tuvo raíces célticas del prerrafaelismo inglés ( la Prerrafaelista Brotherland que fue fundada en 1848 ) y que a través del movimiento " Arts and Crafts " de William Morris de 1861, renovado por Ahibee en 1888 y de los arquitectos y decoradores de la escuela de Glasgow, no dejó de llegar a Cataluña para ejercer una duradera influencia.


En esta etapa Gaudí se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asume de forma libre, personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales. El neogótico fue en aquella época uno de los estilos historicistas de mayor éxito, sobre todo a raíz de los estudios teóricos de Viollet-le-Duc. Gaudí estudió con profundidad el gótico catalán, En sus obras elimina la necesidad de contrafuertes mediante el empleo de superficies regladas, y suprime cresterías y calados excesivos.


Siete de las obras de Gaudí han sido declaradas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad: en el año 1984 y la declaración de Patrimonio Mundial de estas obras de Gaudí supone reconocer su valor universal excepcional. De acuerdo con sus Criterios de evaluación del Valor Universal Excepcional.







jueves, 21 de septiembre de 2017

Un baño en Asnieres de Georges Pierre Seurat

Un baño en Asnieres, obra de Georges Pierre Seurat. Fue realizada en el año 1884 y con unas dimensiones de 201 x 3 m. Se encuentra en National Gallery de Londres _ Reino Unido


Seurat tenía 24 años cuando pintó "Un baño en Asnieres". La obra tras ser rechazada en el Salón oficial de 1884, fue presentada en aquel mismo año a la exposición de artistas independientes. 


De hecho esta tela nos presenta un tema claramente impresionista, sin embargo el tratamiento pictórico para ejecutarlo es bien distinto. En realidad, lo que está haciendo Seurat con esta obra es inventarse un nuevo estilo artístico: el Puntillismo.


Toda la escena la construye a partir de infinitos puntos de luz, sombras y colores, cada uno de ellos aplicado por una única pincelada. De alguna forma está rompiendo las figuras ya que no las dibuja, sino que las construye por puntos, aplicados uno a uno por cada pincelada.


El puntillismo es un estilo de pintura que consiste en hacer un dibujo mediante puntos. Aparece por primera vez en 1884, encabezado por el pintor neoimpresionista Georges Seurat. El procedimiento de su pintura, consiste en poner puntos de colores puros en vez de pinceladas sobre la tela.


Este fue el resultado de los estudios cromáticos llevados a cabo por Seurat (1859-1891), quien llegó a la división de tonos por la posición de toques de color que, mirados a cierta distancia, crean en la retina las combinaciones deseadas.


La escena en sí nos presenta a simples personajes bañándose a la orilla del río, siempre envueltos en una atmósfera ordenada y equilibrada, un orden y equilibrio que surge en medio del caos de la realidad cotidiana, una interpretación que se deduce de las anotaciones preliminares que el propio Seurat dejó por escrito.


En realidad, Georges Seurat invertía un gran periodo de tiempo en la realización de cada una de sus obras, comenzando por esa fase preliminar en la que meditaba y estudiaba tranquilamente las composiciones a realizar, trabajando siempre a partir de modelos geométricos.

La repentina muerte de Seurat en 1891 provocó una gran consternación entre sus amigos y partidarios. Se consideraba al artista como un gran renovador de la pintura cuya muerte temprana daba al traste con todas las ideas y planes que había confiado a unos pocos de sus amigos. 

Seurat creía que un pintor podía usar el color para crear armonía y emoción en el arte de la misma forma que los músicos usan variaciones del sonido y el tiempo para crear armonía en la música. Seurat teorizó que la aplicación científica del color era como cualquier otra ley natural, y se condujo a probar esta conjetura.



lunes, 18 de septiembre de 2017

La Catedral de Baeza

La Catedral de la Natividad de Nuestra Señora es la catedral renacentista de Baeza, _ España. Se ubica en la plaza de Santa María, donde se encuentra entre otros la Fuente de Santa María y las Casas Consistoriales Altas.


Está edificada sobre sucesivas construcciones en el mismo emplazamiento originalmente fue un templo romano, que más tarde fue mezquita y en el año 1147 durante el reinado de Alfonso VII se convirtió al culto cristiano bajo la advocación de San Isidoro.


No será hasta la reconquista definitiva de la ciudad en el año 1227 por Fernando III cuando el edificio sea definitivamente consagrado como templo cristiano con el título de La Natividad de Nuestra Señora.


Las numerosas transformaciones son la causa que el templo tenga elementos de diversas épocas, aunque el carácter dominante es renacentista del siglo XVI, se levanta sobre pilares góticos más antiguos y el cuerpo inferior de la torre data del siglo XI.

Detalle del Claustro 

El claustro presenta una planta rectangular y un diseño sencillo. Los pórticos de las galerías presentan arcos apuntados con contrafuertes de prisma que le confieren un aspecto de robustez. En el centro se sitúa un pozo.


El templo tiene tres naves cubiertas con bóvedas vaídas, pues sólo son de tracería las del crucero y las de la cabecera. A los pilares conservados se les adosan columnas estriadas con capiteles platerescos sosteniendo un entablamento en el que el friso se decora con cartelas y motivos grutescos.


Las bóvedas se decoran con pinturas en medallones, fechados en el año 1593, en los años que bajo la dirección de Alonso Barba se culminan las obras; y tanto la cúpula como sus pechinas (Pechina en arquitectura, es cada uno de los elementos estructurales y constructivos que resuelve el encuentro entre la base circular de una cúpula y un espacio inferior de planta cuadrada —mediante los arcos torales sobre los que estriba. También permite pasar de una cúpula elíptica a una planta rectangular ) llevan relieves italianizantes en círculos.


El Altar mayor la preside un gran retablo barroco tallado por Alonso Rosillo, realizado en año 1619, con una planta trazada por el maestro de escultor y ensamblador Manuel del Álamo para el retablo mayor de la catedral de Baeza.


Pese a la sucesión de los distintos maestros que intervienen en ella, la iglesia es una pieza espléndida con el sello inconfundible de Vandelvira, en la que se advierten acentos e influencias de Diego de Siloé en algunas decoraciones.


El interior de la catedral de Baeza presenta un aspecto bastante unitario, además de muy amplio y luminoso, gracias a que se articula mediante tres naves de igual altura separadas iluminadas por grandes ventanales.


El Museo Catedralicio con su entrada en la Sala Capitular, presidida por una mesa de madera, nos muestra su contenido en obras artísticas, tallas procedentes de retablos de conventos, cuadros, libros y cantorales, reliquias, relicarios, joyas e indumentarias antiguas.




Cabe destacar la figura de Andrés de Vandelvira, arquitecto y cantero renacentista español. Fue un varón de gran cultura; conocía los tratados más famosos de la época, y los puso en práctica gracias a los mecenas que encontró, principalmente en Baeza e Úbeda. 


La custodia procesional de la catedral está declarada Bien de Interés Cultural. Es de estilo barroco. Tiene una altura total de 2,20 m. Se encuentran las esculturas de los doce apóstoles (primer cuerpo), veinticuatro ángeles, seis querubines y dieciocho jarroncillos; todo lo cual configura un programa iconográfico de exaltación de la eucaristía.

Detalle de la torre de la Catedral

Escalera espiral de la Catedral 
La ciudad de Baeza, declarada Patrimonio de la Humanidad, conserva aquel hechizo de hace 500 años y las convierte en el máximo exponente del renacimiento español. Rodeadas de olivares con el Guadalquivir a sus pies, esta ciudad conserva entre sus calles el trazado original de tiempos remotos. 

Es por eso que la Catedral de Jaén está tratando, en la actualidad, de conseguir el título de Patrimonio Mundial e incluirse así dentro del conjunto monumental de Úbeda y Baeza. 


Las dos de las cuatro campanas de la catedral 






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lunes, 11 de septiembre de 2017

Somerset House en Londres

Somerset House es un gran edificio de estilo Neocláscio, que fue anteriormente un palacio Tudor. Con extensiones victorianas, hoy cumple un importante rol en la escena cultural inglesa, aparte de alojar en la parte este al King’s College London. Hoy os contamos un poco más de este interesante icono inglés, así como de su historia y relevancia cultural en el presente.


El actual edificio se alza sobre las ruinas de la antigua Somerset House, un palacio de estilo renacentista que estuvo abandonado desde el siglo XVII y que pertenecía al Duque de Somerset, ejecutado en Tower Hill por traición al rey, y que desde entonces pasó a pertenecer a la corona y fue residencia de importantes figuras históricas como Isabel I, Jaime I y Oliver Cromwell, que murió aquí.


Durante el siglo XVIII se llevaron a cabo grandes renovaciones en Somerset House para que pudiera ser utilizado como edificio público. Se sabe que hasta el año 1819 se estaban llevando a cabo trabajos para terminar la casa.


Varias oficinas gubernamentales operaban hasta el siglo XX en este edificio, entre ellas el registro civil de Londres, y también el Government School of Design, que más tarde sería el Royal College of Art. A partir del 2000 el edificio fue convirtiéndose progresivamente en un centro de artes y aprendizaje.


Somerset House fue utilizado en varias ocasiones como escenario para películas, especialmente por la bonita pista de patinaje que se prepara en el centro del patio frontal durante el invierno. Seguro que la han visto en Love Actually.

Somerset House también ha aparecido en varias películas de James Bond y Sherlock Holmes, entre otras.


A finales del siglo XX comenzó a ser utilizado como centro de artes visuales y fue hogar de varias colecciones de pinturas impresionistas y de antiguos maestros, además de la Gilbert Collection, las Hermitage Rooms, con objetos procedentes del museo Hermitage de San Petersburgo, el Departamento de Música del King´s College de Londres y la Real Sociedad de Literatura, entre otras.



Cuentan que a los británicos les agradan los baños fríos, y posiblemente eso sea en gran parte una herencia dejada por los romanos: la costumbre del baño diario en agua fría, de la que queda testimonio en los antiguos baños romanos de Londres.

En efecto, en el sótano de Somerset House, que es tan interesante como el palacio en si, podemos visitar los Baños Romanos de la Strand Lane, especialmente si eres admirador de la historia romana, ya que, a diferencia de las reliquias que uno puede ver en los museos, aquí te encuentras con una obra aún viviente, de dos mil años de antigüedad.


Aunque esto quizá sea relativo; porque, si bien la tradición es romana, y la construcción primitiva pudieron haber sido unas cisternas hechas sobre la fuente natural de donde procede el agua (el llamado Holy Wellof St. Clement que se encuentra en las cercanías), parece ser que con el tiempo esos primitivos baños desaparecieron y fueron reconstruidos durante el siglo XVII.


Aseguran los entendidos que las medidas de los baños son más típicas de la época Tudor que de la romana, y que poseen azulejos holandeses de dicha época con el famoso diseño tradicional de Delft. Sea. Como fuere, lo cierto es que en el siglo XIX fueron totalmente renovados y abiertos al público.


Los Baños Romanos del Strand también entran en la ficción, cuando Charles Dickens ubica a David Copperfield, el protagonista de una de sus más famosas novelas, escrita hacia 1849-1850, tomando regularmente baños fríos en el antiguo baño romano “al fondo de una de las calles del Strand”.

La dirección exacta es: 5 Strand Lane. Strand Lane está a pocos pasos de la estación del metro Strand; siguiendo cuesta arriba hasta la calle Arundel y girando a la izquierda: allí está Strand Lane. A media cuadra, un letrero anuncia: “The Old Roman Bath” (Antiguo baño romano).



La administración y el mantenimiento de los baños corre por cuenta del Distrito de Westminster, en nombre del National Trust. La entrada es gratuita  con una visita guiada desde Somerset House, porque el baño está semioculto por los edificios circundantes, y si uno no se guía por el letrero, puede pasar de largo sin verlo. Para más datos, está en una recova edificada con ladrillos rojos.





jueves, 7 de septiembre de 2017

"La torre de Babel", obra Pieter Brueghel llamado el Viejo


"La torre de Babel", obra Pieter Brueghel llamado el Viejo, realizada sobre madera en el año 1563 y con unas dimensiones de 114 x 154 cm. Actualmente se encentra en el Museo de Historia del Arte de Viena _ Austria.


Este cuadro de Pieter Brueghel representa una de las historias más conocidas del Génesis, el mito que explica la diversidad lingüística de nuestro planeta. Después del diluvio, los descendientes de Noé trabajaron muy duro en la cama para repoblar la tierra de nuevo. Se establecieron en una llanura, construyeron la ciudad de Babel y decidieron levantar una torre tan alta que tocase el cielo.


Brueghel pinta una descomunal torre escalonada de planta circular. El señor que está en primer término, es el rey Nimrod, que ha ido con su séquito a controlar como van las obras. La ciudad también es inmensa, aunque de mesopotamia tiene más bien poco. La torre ya toca las nubes, pero aún está a medio construir.


El artista la ha pintado un poco torcida, en equilibrio precario, para que nos quede claro que, por mucho que se esfuercen, los habitantes de Babel no conseguiran acabarla (se les caerá antes). Amplio las imágenes para apreciar la obra como se merece, está plagada de detalles minúsculos que enamoran.


La pintura de Brueghel se presenta generalmente en tres períodos; las primeras composiciones están llenas de personajes tomados de la vida; el segundo período es el ciclo de las Estaciones que relata la marcha del mundo según las leyes de la naturaleza y el tercer período es los últimos cuadros, en los que los grandes personajes se destacan sobre un paisaje que no es más que un fondo.


Brueghel pintó varios cuadros con el mismo tema tras su estancia en Roma. Esta se conoce como la Gran Torre de Babel, y resulta evidente que los niveles de la construcción están inspirados en el impresionante Coliseo romano, que Brueghel visitó. Tal vez lo grandioso de esa ruina inspiró a Brueghel lo sublime y al mismo tiempo lo vano o efímero del esfuerzo humano. 


Así es como generalmente se interpreta esta imagen: la Torre de Babel, monumento a la vanidad del hombre y su inconsecuencia, pero al mismo tiempo tan magnífica. En el interior de la torre pueden catalogarse todo tipo de actividades humanas, todas contribuyendo a la elevación de la torre. Los colores son excelentes y el paisaje de fondo está en la mejor tradición de las panorámicas de Patinir.


A diferencia de los pintores del Renacimiento, Brueghel no representó el desnudo y se interesó poco por el retrato. Sus personajes están bien alejados de la glorificación de los cuerpos bien proporcionados. En sus cuadros dominados por la vida popular, el pintor muestra los campesinos tal como son, en sus actividades y su ocio. Por vez primera en la historia de la pintura, la clase campesina se humaniza dentro de una visión objetiva. Las cabezas se alinean y se aprecia que el artista es sensible a las emociones y las debilidades.


Al final de su carrera aumentó el tamaño de las figuras, y se aprecia una nueva concepción de la estructura del cuadro. Pintó en un estilo más sencillo que el estilo italianizante que prevalecía en su época. En sus últimos cuadros adopta tamaño grande. Hay menos figuras, de un tamaño más grande, que se destacan sobre el fondo; perdiendo importancia el fondo.

La construcción de La Torre de Babel del año 1595, en el Museo del Prado 

 La torre de Babel del año 1563), en el museo Boijmans Van Beuningen
 en  Rotterdam

Paseando en El Museo Británico encontré piezas que van desde importantes piezas arqueológicas hasta pinturas y grabados de artistas de diferentes siglos que se inspiraron en aquellas leyendas. Una narrativa que combina mito y realidad.

Una sala está dedicada a la torre de Babel con la reconstrucción a pequeña escala del zigurat (torre escalonada) de Etemenkani, palabra sumeria que significa "la fundación del cielo y de la tierra".


El zigurat tiene forma cuadrada, la misma que puede verse en algunas descripciones medievales de Babel hasta que se impuso la forma cilíndrica, popularizada por el conocido cuadro de Pieter Brueghel el Viejo, después de que Cornelis Antonisz Teunissen se inspirase en el Coliseo de Roma para representar la destrucción de la mítica torre.