Sandro Botticelli
La Natividad Mística (perteneciente a la colección de la National Gallery de Londres) es la única obra firmada y fechada por Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, alias Sandro Botticelli. Debido a su carácter poco convencional, se ha sugerido que quizá fue pintada para la devoción privada del mismo Botticelli, o quizá para alguien cercano a él.
Su manera de representar el nacimiento de Jesucristo y la adoración de los pastores se aleja de la tradición iconográfica y se ha insistido en que entraña una lectura milenarista de dicho acontecimiento, muy acorde al espíritu de su época. También se ha señalado que se refiere veladamente a la situación política, social y espiritual de la Florencia de inicios del siglo XVI; situación marcada por acontecimientos de gran peso: la muerte de Carlos VIII, l’Affable, rey de Francia; la expulsión de Piero de Médicis de la señoría de la ciudad, la toma del poder por el partido de Girolamo Savonarola y la caída del mismo por las presiones políticas, religiosas y militares de Alejandro VI, el Papa Borgia.
Una larga inscripción en griego (no muy bueno, señala con referencias al Apocalipsis y a la caída de Savonarola.
Existen documentalmente que Botticelli pintó este cuadro influido por los sermones y escritos que Savonarola dirigió contra la Florencia de los Médicis y su “decadencia moral”. Aunque no hay documentos que acrediten fehacientemente que Botticelli fuese adepto o discípulo de Savonarola, ciertos temas y tratamientos de sus obras tardías, como la Natividad Mística o la llamada Crucifixión Mística, ciertamente estuvieron basadas en sus sermones y en el espíritu derenovatio que propugnaban. Botticelli, como muchos florentinos de su tiempo, indudablemente se sintió atraído por la carismática personalidad de Savonarola; incuestionable eje de los acontecimientos políticos y culturales de la Florencia de fines del siglo XV e inicios del XVI.
Inicio el análisis haciendo referencia al carácter inusual de la obra: en principio, es pequeña para los estándares de la época, en la que abundaban las obras de grandes dimensiones, destinadas a los templos y palacios. Ello apoyaría la tesis de que se trataba de una obra para la devoción o apreciación privada. Asimismo, está pintada sobre tela, lo cual es inusual tanto para la técnica empleada (temple) como para la preferencia contemporánea por el empleo de la tabla como soporte pictórico.
Presenta tres parejas de ángeles y mortales abrazándose y besándose (cosa que es, a mi juicio, excéntrico; sobre todo tomando en cuenta el teatral y gestual patetismo que con el que lo hacen.
Un coro de 12 ángeles danzando en el aire, con ramas de olivo, filacterias y coronas. La presencia de cinco demonios en fuga. Sin embargo, aquí he de intervenir, pues en realidad son seis los demonios que aparecen en el cuadro, tal como podremos constatar en los siguientes detalles (si no me creen, los invito a contar demonios
Con esto, se muestra el gran influjo que Savonarola ejerció sobre el Botticelli tardío y su decisión de llevar su arte de vuelta al “medievalismo”, como señala Guido Cornini en Botticelli, regresando al carácter visionario de la iconografía precedente: “Repudiada la perspectiva, el dibujo, la ciencia de la proporción, renegado el valor ético de la historia y de la Antigüedad, ahora el pintor parece buscar sus modelos en el primitivismo de Fra Angelico o en el ‘expresionismo’ irracional de mediados del siglo XV.