La Sagrada Família de Antoni Gaudi
Decía Antoni Gaudí que la fachada del Naixement, la única de la Sagrada Família que vio terminada, expresa «la ilusión y el goce» por la vida. A partir de esta premisa, Etsuro Sotoo, el escultor japonés que en el 2000 ganó el concurso para crear las puertas de la cara más antigua del templo, ha concebido para los tres portales la alegoría del entusiasmo de la infancia, un colorido acceso que se inaugurará en el 2015 dedicado a los niños para animarles a que entren en la iglesia.
La aportación de Sotoo es más fidedigna a la ideología gaudiniana que el tributo de Josep Maria Subirachs en la fachada de la Passió, que suscitó controversia por los 14 personales grupos escultóricos que realizó tras ser contratado en 1986 por la Junta Constructora de la Sagrada Família, que entonces presidía Joan Anton Maragall.
Para Sotoo, Gaudí era un genio pero no Dios. «Era humilde, buscaba la colaboración de los que más sabían. Por eso, antes de tocar nada, he dedicado mucho tiempo a estudiar su obra para saber cómo quería que fueran estas puertas. Ignorar los datos es una violencia cultural. Respetar el pasado es la mejor actitud ética para avanzar en el futuro», argumenta Sotoo en su taller ubicado en el corazón de la basílica, un espacio ahora repleto de insectos moldeados con cera roja con los que se confeccionan los moldes para fundir bronce.
La fachada del Naixement simboliza la niñez y la adolescencia de Jesús. Celebra su nacimiento exhibiendo una naturaleza exultante sobre una base gótica. Está orientada al este, que es por donde sale el sol cada mañana, para conmemorar el nacimiento de la vida. «Será la verdadera entrada de la Sagrada Família porque mira al mañana, invita a entrar a los niños que son nuestro futuro. Es el acceso de personas de diversas procedencias y de distintas creencias religiosas».
El escultor, convertido al cristianismo, considera que la naturaleza supera las dificultades culturales. «En esta fachada, Gaudí celebró la vida. Puso ángeles, pastores, reyes y animales. Mi aportación son una puertas con insectos y las plantas que tanto gustan a los más pequeños, y que son el origen de la cadena alimentaria necesaria para la vida».
En consecuencia, el artista planea una continuación visual del universo animal y vegetal creado por Gaudí en el sentido iconográfico. Desde esta fachada se accede al templo a partir de un portal central y dos laterales, dedicados a las tres virtudes teologales: la esperanza, la caridad y la fe, nombres que reciben cada una de las tres entradas en las que trabaja Sotoo.