jueves, 19 de octubre de 2017

"Caballero sonriente", obra de Frans Hals

"Caballero sonriente", obra de Frans Hals del año 1624 y con unas dimensiones de  83 x 67 cm. Actualmente se encuentra en The Colección Wallace en Londres _ Inglaterra.


La escasez de documentos y la ausencia total de escritos personales de Frans Hals hacen que su personalidad y su vida permanezcan un poco en la oscuridad. Hay varias fechas hipotéticas sobre su nacimiento, que pudo ser hacia 1582-1583, deducidas de la edad que sus biógrafos calculan que tendría cuando murió, aunque con seguridad nació en la ciudad flamenca de Amberes. Abandonaría esta ciudad con su familia pocos años después, trasladándose a Haarlem. Ya en 1591 fue bautizado allí su hermano Dirck, que también se dedicaría a la pintura.


Sus obras, muy homogéneas estilísticamente, se caracterizan sobre todo por la elección que hace el pintor de representar con inmediatez y vivacidad el tema a través de un tratamiento pictórico constituido por toques rápidos e irregulares. Profundiza dos formas de retrato: el retrato individual y el retrato de grupo al cual consigue darle esta vivacidad que le caracteriza.


Los primeros retratos de Frans Hals constituyen la quintaesencia del arte barroco y ofrecen una brillante imagen de los protagonistas del Siglo de Oro holandés: los personajes vestidos con ropajes suntuosos, aparecen en actitudes llenas de serenidad y nobleza, adoptando poses un poco afectadas y teatrales, que revelan también una auto complacencia social y personal.


Caballero sonriente, este misterioso personaje del cual se desconoce su identidad, es retratado de tres cuartos, exhibiendo en su rostro sonriente el orgullo que le da su posición social. Bajo el brazo izquierdo, entre las espléndidas telas de su túnica, asoma el puño de una espada. Es un elemento que indica generalmente que el individuo forma parte de la nobleza, pero aquí tiene un rol imaginario, como el de una última confirmación de la importancia del hombre representado.


La posición de la mano sobre la cadera, bajo el admirable puño de encaje almidonado donde el artista exhibe su habilidad pictórica, es un signo indiscutible de superioridad condescendiente y de seguridad aun así se ha creído con ligereza que Hals no tenía una técnica muy depurada y que pintaba apenas sin correcciones o dibujos preparatorios. Pero estudios científicos y técnicos han demostrado que esto no es así.

Al contemplar la obra a una distancia muy corta, parece como si el maestro normalmente usara los esbozos muy tenuemente. Esto demuestra que Hals utilizaba su virtuosismo desde el inicio del cuadro. La ausencia de líneas delimitadoras o de dibujo preparatorio fue cada vez más usada por el pintor en sus obras de madurez.


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