jueves, 21 de julio de 2016

La música y Henri Rousseau

"El Centenario de la Independencia", obra de Henri Julien Félix Rousseau del año 1892, con unas dimensiones de 110 × 57 cm. Se encuentra en Getty Center, Los Angeles _ Estados Unidos.

Rousseau fue un célebre pintor francés, uno de los máximos representantes del arte Naíf. El arte Naif es aquel que desarrollaron un grupo de artistas al que denominaron naifs o aficionados por el hecho de no dedicarse a la pintura como actividad principal, sino al margen de sus respectivas ocupaciones profesionales. No tuvieron formación académica, en todos los casos fueron creadores autodidactas.



El auto didactismo que practica Rousseau deriva del deseo de huir del academicismo para conseguir unas manifestaciones artísticas menos contaminadas por los convencionalismos. Se le ha calificado también de ingenuo, pero esta ingenuidad no debe ser considerada de forma peyorativa, sino que está ligada a la búsqueda de la simplicidad para ofrecer así una visión del mundo sincera y exenta de artificios. 


Su particular idea de concebir el arte no como algo reflexivo y trascendente, sino como reflejo de la tranquilidad y despreocupación interior, ha hecho que sus obras muestren como rasgo principal el ambiente completamente sereno y despreocupado que otorgan a la existencia. Han sido valorados como las únicas formas artísticas íntegras, ajenas a cualquier tipo de contaminación externa.


Con unos contornos definidos y con mucha precisión, falta de perspectiva, sensación volumétrica conseguida por medio de un extraordinario colorido, pintura detallista y minuciosa y gran potencia expresiva pintaba Rousseau. 

Dentro del catálogo de Rousseau hay diversas obras que muestran instrumentos musicales y a continuación se describen tres en orden cronológico. El “Centenario de la Independencia” con el que Rousseau conmemoró el establecimiento de la Primera República de Francia en 1792. 


El baile de los campesinos lo tomó de una ilustración de una revista y lo enmarcó dentro de diversos símbolos de las sucesivas repúblicas francesas. La danza se denomina farandola, es propia de Provenza.

“La gitana dormida" en la Moma de NUeva York

Un segundo ejemplo es el cuadro titulado “La gitana dormida”, de 1897. Se muestra a la dama que actúa como músico ambulante recostada en el suelo por la fatiga; a su lado tiene una jarra y una mandolina. Un león se le acerca, pero no la ataca, lo que aporta tensión y una cierta dosis de surrealismo. La escena está enmarcada en un paisaje desértico bañado por la luz de la luna, que dota al cuadro de un espíritu poético.

“La encantadora de serpientes” de 1907, Museé Orsay

Un tercer ejemplo es el famoso lienzo titulado “La encantadora de serpientes” Rousseau pintó en varias ocasiones selvas exóticas y frondosas, a pesar de haber viajado poco y no haber conocido esos parajes exóticos. Se inspiró en lo que pudo ver en museos de París con colecciones botánicas. 

Fue conocido con el sobrenombre de "el aduanero" debido a su trabajo en la oficina de Aduanas de París. Aunque esta era su ocupación oficial, su verdadera pasión era la pintura, a la que se volcará por completo una vez que en 1983 se jubila.

Sus cuadros chocaron con los convencionalismos de la sociedad burguesa del momento al recurrir a las técnicas realistas consideradas pasadas de moda. Pero esta peculiar manera de representar la realidad fue inmediatamente valorada por otros artistas como Kandinsky, Picasso o Braque.



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